Prólogo

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Meng Yao tan solo era un niño cuando un grupo de borrachos empezó a molestarlos a él y a su madre, nadie ayudaría a una prostituta, pero resulto no ser así, alguien decidió ayudarlos.

Era una niña que fácilmente podría tener su edad, vestía con ropas de niño y tenía una piedra en la mano.

-Dejen de molestarlos o verán-dijo la niña tirandole la piedra a uno de los borrachos.

Y antes de que alguno de esos hombres pudiera intentar algo, había una espada apuntando al cuello de su líder.

-Mi hija dijo que dejaran a esa mujer y a su hijo en paz, deberían de hacerlo o habrá problemas-dijo un hombre de túnicas moradas con negro.

Los borrachos huyeron espantados y el hombre solo se aseguro de que madre e hijo estuvieran bien para darles unas monedas.

-Nos vamos, A-Ying, tu madre nos esta esperando-dijo el hombre cargando a su hija sobre sus hombros.

-Si-dijo la menor emocionada-adiós-la pequeña se despidió emocionada.

Fue gracias a ese encuentro que Meng Yao decidió ser un cultivador de renombre para volver a encontrar a la niña que lo ayudo, nunca olvidaría el nombre de A-Ying y haría lo que fuera para que ella fuera suya.

Deseo egoístaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora