01. 𝐷𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑛𝑒𝑗𝑜𝑠, 𝑚𝑜𝑟𝑎𝑠 𝑎𝑧𝑢𝑙𝑒𝑠 𝑦 𝑓𝑙𝑜𝑟𝑒𝑠.

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Este cap es un poco descriptivo, por no decir mucho, aH. Espero no aburrirlxs :((

 Espero no aburrirlxs :((

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"...como si hubiera nieve en otoño y nubes blancas en ocasos"

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Cuando puede escuchar el canto de los abetos, cuando es consciente de la oscuridad que precede un buen amanecer: sabe que es hora de abrir los ojos.

Suele hacer frío y, aunque tenga una cantidad considerable de mantas y pieles encima, los dedos de sus pies sufren por ese gélido ambiente.

Se aleja de la almohada una vez se desenreda de todo ese montículo acumulado en su cuerpo. Sentado en el mullido colchón, pareciera como si despertarse tan temprano no fuera parte de su rutina. Piensa, de nuevo, que jamás se acostumbrará a empezar el día antes de que los primeros rayos del sol toquen su ventana y se cuelen entre sus cortinas.

Su cerebro capta donde está, por que está y qué tiene que hacer a partir de ese momento, y es entonces que se voltea para que sus pies toquen el helado piso de madera. La temperatura le hace estremecer, es lo último que hacía falta para hacerlo despabilar por completo.

Bosteza. Finalmente se levanta, la esponjosa superficie vuelve a su forma original, y él acomoda las mantas y pieles de modo que no quede ni una arruga visible.

Se dirige a la salida de su habitación. Esta última es espaciosa, pero si la compara con la alcoba de un Duque es seguro que sea pequeña. Cuenta con un armario de modesto tamaño hecho con caoba, los surcos cafés por la madera quemada le da un aspecto sofisticado. El quinqué está justo a un lado y concurre con el camino hacia la puerta. No puede vestirse sin luz.

Prende el quinqué de aceite rápidamente, ya que siente que si no se pone algo abrigado de inmediato, le dará gripe, y su caldo de pollo para esas ocasiones siempre le sale desabrido; tiene un problema grave con la sal.

Abre el mueble. Su ropa está ordenada, toda de un solo lado del gran espacio, espera que el lugar restante pronto sea ocupado. Agarra una camisola, pantalones que no le queden tan apretados, un jubón, una capa con capucha de lana gruesa, un protector para no respirar aire frío y finalmente sus botas de cuero, son gruesas para aguantar camino arriba por la montaña.

Se quita toda la pijama de lino, y, si utilizara la misma velocidad que ahora ocupa para vestirse cuando caza venados, seguro atraparía más de dos.

Sale por fin de su cuarto ni bien se encuentra listo. Puede ver el estrecho pasillo que conecta una habitación más a la suya, y al final hay una barandilla de madera que delata la existencia de una escalera. Baja cada peldaño con lentitud, aún sabiendo que tiene que darse prisa, sus pasos resuenan por el material debajo suyo y hace eco por toda la planta baja.

Las manecillas del viejo reloj en la sala le advierten que tiene 20 minutos más para terminar de alistarse. Lo que pasa después solo lo hace en 10.

Sale de su hogar a las 3:50 a.m, el sonido del viento agitando las copas de los árboles es más fuerte que la tonada de los grillos. Hay mucha maleza alrededor de su cabaña y realmente tiene que hacer una buena limpieza esta semana.

𝑺𝒖𝒌𝒉𝒂 | 𝒦𝒶ℊℯℋ𝒾𝓃𝒶 | 𝒪𝓂ℯℊ𝒶𝓋ℯ𝓇𝓈ℯ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora