|01| Odio Y Miedo

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Para ser un restaurante en el centro de la ciudad, está bastante vacío. La mayoría de lugares como ese están llenos desde primera hora. Pero ese día es diferente, ese lunes está cayéndose el cielo.

Ya habían pronosticado lluvias esa semana, pero Lisa y Jisoo vieron las nubes grises y grandes con la única idea de comer, pues, a pesar de ser grandes amigas desde la universidad, pocas veces se dan el tiempo de tener una reunión.

—Ayer, Rosé y yo, logramos dormir hasta las dos de la madrugada —dijo la castaña, rodeando sus ojos cuando Lisa soltó una escandalosa carcajada—. Esto de tener un bebé me sobrepasa, sálvate mientras puedas.

—Oh, sí, lo haré. —Lisa le da una trago a su bebida para refrescar su garganta antes de segur burlándose de la desgracia de su colega. Jisoo la mira con una sonrisa a medio hacer, totalmente ofendida, y espera a que ésta se calme para preguntar:

—¿Y tú qué?, ¿cómo vas con Jennie? —Jisoo se acercó a la mesa con una sonrisa casi fingida, buscando venganza. Y supo que la obtuvo cuando Lisa casi se atraganta—. No la he visto desde la junta de la semana pasada. ¿Algo nuevo?

—No, no ha pasado nada. Ya sabes, tengo una reina. —Sonrío ampliamente cuando Jisoo rodeó sus ojos—. Visitamos a su madre hace una semana y... —no terminó de explicar, más bien, su atención se desvío a el ruido estremecedor del primer piso—. ¿Pasa algo allá abajo?

Jisoo miró sobre su hombro, por debajo el balcón. No vio nada extraño, pero pocos segundos pasaron antes de que los ruidos extraños se convirtieran en gritos. Aterradores gritos, pisadas, vidrios y el entumecedor sonido de un disparo tras otro.
Ambas colegas se levantaron de sus sillas totalmente descolocadas de situación, intentando explicarse la razón de aquel escándalo.

Solo fue necesario escuchar a otras personas pedir que bajaran sus cabezas y se cubrieran para que Lisa y Jisoo se metieran bajo su mesa. Desesperadas por saber que estaba pasando pero indispuestas a moverse de ahí, se miraron mutuamente asegurando el estado de la otra. Alguien estaba subiendo las escaleras poco después, entre el silencio del miedo y el temblor fue innegable saber que se trataba de la causa del pánico. Iba a un paso lento y pesado.

El silencio reinó pero no logró callar los sollozos ahogados de las personas en la sala. Jisoo tomó la mano de Lisa cuando esta asomó su mirada bajo el mantel de la mesa, la empujó hacia ella con cuidado, pero Lisa ya había visto lo suficiente. Un hombre rubio y alto entró ahí, portando en ambas manos una escopeta. Con todo el rostro entumecido de ira.

Jisoo miró la forma en que los ojos de Lisa se abrieron con terror, y sintió que el pánico la tomaba por la garganta. El miedo congeló al par de amigas, cada pisada era un escalofrío recorriendo sus cuerpos. El retumbar de su corazón llegaba a sus oídos, bloqueado sus sentidos. Ignorar el poder que esa arma tiene sobre la vida de ellas y todos los presentes, es imposible. Sus manos temblaron cuando el hombre soltó una risa completamente fuera de lo que jamás habían escuchado..

"Levántate, imbécil" dijo el rubio, atravesando el pecho de todas las personas solo con su voz. Un joven delgado, alto, peligro y visiblemente asiático se levantó ante el hombre armado. A sólo un par de metros de ellas. Con un cuerpo delgado y tembloroso, dio un paso al frente, quitó sus anteojos y mostró sus manos. Su rostro hablaba con gestos, rogando por su vida. Lisa sintió que su cuerpo se entumecia al luchar contra sus instintos de sobrevivencia, impactada por lo fácil que fue derrotar sus ganas de ayudar al chico. Jisoo apretó su mano mirándola con una expresión dura.

Pronto sus cuerpos temblaron al compás ante el estruendoso sonido de la escopeta. El peso de un cuerpo sin vida cayó al suelo, provocando un silencio más que aterrador. La silueta de la sombra de aquel hombre cubrió la figura del chico, una imagen que nadie ahí podría desaparecer.

Trago AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora