Capítulo 28

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—¡CHUZAAAAAAAA! —gritó de emoción Parker saltando a abrazarme, mientras yo me reía burlonamente del teñido relamiendo mis repentinos labios secos.

—No vas a tardar en caer. —aseguró este mismo catire, con la mandíbula apretada.

Félix seguía mirando todo con total desinterés, pero cuando se trataba de la lucha que su primo y yo teníamos, todo cambiaba y se veía intrigado.

—Hey. —escuché la voz de el chico que estaba al otro lado de nosotros llamarme, bueno, así me pareció. — ¡esa fue una buena chuza! —felicitó el extraño, que resultaba ser un mismísimo chico americano.

Con unos ojos azules que sentían que podían ver a través de tu alma, unos labios rosados, tez pálida y unos rizos castaños despeinados.

Pero todo este look de chico medio despeinado, sólo aumentaba su atractivo.

Tenía una sonrisa muy linda.

Y bueno, chama, yo no soy de hierro.

—¿Me hablas a mí? —pregunté señalándome, detrás de mí escuché el bufido de Lily más un "ni Linux tardaba tanto."

—Eh... ¿si? —intentó no reírse de mí tonta respuesta, extendiendo su mano hacia mí, mientras el resto se concentraba en seguir jugando la partida. — mucho gusto, soy Owen. —tome su mano sonrojada al sentir su mirada azulada más intensa en mí.

¡¿Dónde está la potra?!

Calle mis pensamientos sonriendo de vuelta, recuperándome de ese momento débil.

—Agnes. Mucho gusto igualmente. —respondí sin dejar de mirarlo, por alguna extraña razón, sentía que su contacto físico conmigo, me estaba dando un poco de nervios, casi esas conocidas mariposas en mi estómago.

No.

No.

No puedo tener esta reacción, lo acabo de conocer.

Solté su mano con disimulo y bajándole a mis nervios, pude visualizar como la tinta se asomaba por su musculosa blanca, que músculos, cabe resaltar. Tenía un tatuaje curiosamente demasiado atractivo.

¡¿Por qué en Venezuela no hay chamos así?!

—Disculpa si te incomodaba el llamarte así, pero no podía resistir un minuto más sin acercarme para felicitarte por esas chuzas. Y quizás... salir a cenar más tarde?

Marico, no me importa si es labia, está demasiado bello el hijo de su mamá.

—No pasa nada. —le sonreí ladinamente. — gracias, Ow-

—¿Ves? Te dije que ibas a perder, chamita. —sentí su brazo rodear mi cintura y luego verlo sonreír burlonamente, sin dejar de mirarme a los ojos.— ¿te recuerdo la apuesta?

Este... Csm.

—¿Qué estás haciendo, teñido? —murmure entre dientes intentando que me soltara, pero antes de que respondiera, este mismo le interrumpió mirando al castaño.

—¿Y tú eres?

Owen no se dejó intimidar, lo miró con una sonrisa burlona igual, elevando una ceja.

—Debería hacerte esa pregunta, yo a ti. —le respondió.— la señorita no se ve cómoda con que la agarres así.

Si me dicen que acento prefiero en inglés, sé que no es el momento pero, Sebastián tiene su toque cuando destella enojo en lo británico.

Sebas me miró a los ojos, buscando algún signo de incomodidad por su cercanía, pero lejos de ello, sólo estaba enojada porque me iba a espantar otro ligue.

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