Ruggero y yo nos encontrábamos en su habitación escuchando música abrazados.
Todo era más sencillo ahora que llevábamos casi tres meses juntos.
Era increíble la rapidez con la que pasaba el tiempo cuando estaba con él; aún podía recordar aquella tarde en la que le habíamos dicho a Antonella que teníamos una relación. Se había puesto tan feliz que nos había preparado un delicioso pastel de chocolate.
Ruggero, como siempre, se quejaba de la exageración de su madre, mientras que a mí me parecía encantadora.
En el transcurso de esos tres meses, Ruggero y yo habíamos visitado casi todos los cafés de la ciudad, conocíamos todos los parques cerca de mi casa y de la suya, los restaurantes de comida corrida y yo conocía absolutamente todos los lugares que Ruggero solía frecuentar antes de su accidente.
Todo era fácil cuando estaba a su lado, las peleas eran pocas y nunca pasábamos más de un día entero peleados.
Era tan fácil estar con él, todo eran risas, secretos, palabras de amor, promesas, bromas, juegos, besos, caricias..., me sentía realmente afortunada al tener un chico como él en mi vida.
—¿Irás al parque acuático con tus compañeros? —preguntó Ruggero.
Habíamos discutido hacia unos días por ése motivo.
Yo quería que me acompañara pero él se negaba rotundamente a conocer a alguien más que no fuera Valentina. Decía que no quería avergonzarme pero a mí me importaba una mierda que fuera ciego. Él era el chico con el que soñaba despierta y quería que todos lo supieran.
—No. Si tú no vas conmigo, no iré —dije resuelta mientras cambiaba de canción.
Pude sentirlo tensarse a mi lado, pero no iba a ceder. Él iría conmigo y si no lo hacía, yo tampoco iría.
—Ve a divertirte —dijo con severidad.
—Me divierto aquí contigo —dije en voz baja.
Moria de ganas por ir, pero había fantaseado mucho tiempo estar con él en el agua, tomando el sol tirados en el pasto. No quería hacer esto sin él.
—Karol, por favor —dijo con un tono de voz autoritario.
Me apoyé sobre mis codos para mirarlo, lo bese en los labios y luego dije:—Vamos.
—¿No vas a rendirte, cierto? —dijo.
Una sonrisa se asomaba de sus mejillas y supe que estaba a punto de ganar la batalla.
—Nunca. ¿Te imaginas?, tú y yo dentro del agua abrazados, besándonos, tirados en el pasto tomando el sol, en traje de baño... —dejé que las palabras “Traje-de-baño” hicieran su trabajo y pude notar a Ruggero sonreír con malicia.
—Eso no es justo —masculló—. Llevarás traje de baño y no puedo verte.
Una punzada de dolor me atravesó el pecho pero intenté sobreponerme rápidamente:—Te dejaría tocarme —dije casi con un hilo de voz.
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Though I Can't see you
FanfictionDesde aquel accidente automovilístico, Ruggero Pasquarelli había pasado de ser un chico fuerte, altanero, arrogante y decidido, a ser un pobre chico enfadado con el mundo, huraño, solitario que parecía que lo único que quería hacer era morir... Habí...