Capítulo 12

274 17 1
                                    

Ella no le daba ni le daría atención a las palabras de ambos erizos, no le importaba lo que sucediera, iba a luchar para salvar al azulado pero no lo hacía totalmente por él, su mayor propósito en esta batalla era demostrar de una vez por todas que ya no era "La Damisela en apuros" que siempre debian rescatar.

• • •

—En el suelo observando la pelea— ¡Amy

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En el suelo observando la pelea— ¡Amy...por favor vete! ¡Has caso!

Esquivando la mayoría de los ataques del erizo— Cállate —Lo golpeó en el estómago con mi martillo, provocando que este tome un rato para recuperar aire

Retrocede— Co-como te atreves... —Con dificultad, lleva la mano a su estómago

Me colocó en posición defensiva— Querías ver si te divertía ¿no? ¿Que tal?

—Amy no...tú no sabes... —Intento no escuchar sus palabras pues ya me estaba hartando— No sabes pelear, no podrás... —Y vamos con lo mismo, ya estaba harta que siempre dijera eso

—Sin dejar de estar atenta a los movimientos del verdoso— ¿Y tú? ¿Acaso sabes? —Respondiendo a sus palabras, él iba a responder pero no lo dejo— Por como estas ya se la respuesta, así que quédate callado que no dudo que estés así por confiado.

El oji-azul aprovecha para atacarme— Parece que alguien más piensa como yo

Recibo el golpe, maldiciendo en mi mente haberme distraído ¿Y eso que?

Se detiene por un momento, para...¿mirarme?...— Eso no hará que sea suave contigo linda, hiciste mal en meterte en esta pelea, te daré la oportunidad de irte

Algo dudosa por su cambio de actitud No, gracias, tampoco necesito que seas suave conmigo —Con mi martillo en mano— Terminemos de una buena vez esto.

Sonríe por su respuesta— A decir verdad me gusta esa actitud que llevas pero...—Corre hacia mi como las veces anteriores, solo que esta vez corre al alrededor mio

Estaba atenta a sus movimientos a pesar que intentaba confundirme dando vueltas a mi alrededor, el oji-azul se detiene tras mío con la intención de golpearme por lo que veo, pero volteó inmediatamente colocando mi martillo en frente para evitarlo. Él ya tenía previsto que haría ello, dio un salto para así patear mi martillo, lanzandolo lejos con el propósito de dejarme indefensa.

En frente de mi, me sujeta del cuello sin darme tiempo a reaccionar ¿Ahora que harás cuando ya no tienes tu preciado martillo en manos, linda?

¿Amigos o Enemigos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora