Y ahí estaba yo. Mirando como los animales que había afuera jugaban alegremente mientras tomaba un poco de té que Peter encontró por ahí.Mi relación con el había cambiado mucho en estos últimos años. Pues crecí, cumplí 18 hace una semana y Peter, bueno, el seguía igual que siempre, guapo como decía mi yo de 12 años. Ya no me trataba con apodos, nada. Ahora solo era por mi nombre.
Por cierto, el nombre mio ahora es Evangeline. Y Peter se acostumbro a decirme así.
Me sentía rara al lado de él, ya ni era cariñoso, si salía regresaba muy tarde y con algunas marcas en el cuello, el no me decía nada y me molestaba.
La mayoría del tiempo lloraba sola en la cabaña, si salía un rato volvía muy rápido por miedo a la gente.
No podía pensar en otra cosa que no sea el por qué nuestra relación cambió tanto. No éramos novios o esas cosas pero habían días que me trataba tan bien y otros que me ignoraba completamente.
—Evangeline, estoy hablándote.
Mi mirada cayó en el rubio que alguna vez me hizo sentir mariposas y luego las mato el mismo.
—Mhm.
—Hazme caso. Vendrás conmigo a la ciudad, conseguirás un trabajo —dejo el periódico que tenia en sus manos en la mesa y me miró fijamente —. Y cambiaras ese corte de pelo.
Mi cabello era largo, a diferencia que de niña estaba calva ahora estaba muy largo. No vivía mal aquí con Peter. Mis poderes ya no los utilizaba tanto, me aburría. Lo único bueno que hacía Peter era traerme hojas de papel y lápices para dibujar.
La pared de mi cuarto estaba llena de dibujos, garabatos y frases que se me venían a la cabeza.
—Esta bien.
Conteste y me levante para ir a mi cuarto. Cerré la puerta de un portazo y me acosté en mi cama a mirar el techo.
A los segundos escuche la puerta principal abrirse y cerrarse, genial se había ido otra vez.
Me dedique a abrazar mi almohada todo el día, no comí nada y dormí todo el tiempo hasta que el llegara otra vez.
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*Ustedes viendo como vuelvo una vez cada 7 meses*
*yo volviendo cada 7 meses*