Alessandra es condenada a reevivir su adolescencia cuando una misión secreta sale mal.
Sin imaginarse que años después, una familia disfuncional traería consigo el fin del mundo, y con ello un hombre/adolescente que no hace mas que causarle problema...
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YA PASADAS LAS SIETE de la noche, los hermanos Sparrow se reunieron en la sala para conversar sobre el incidente ocurrido en aquel supermercado.
—Básicamente pedía ayuda a gritos —le relató Alessandra a sus hermanos, completamente relajada y feliz, nadie había resultado herido.
—No estaba gritando —negó Alphonso—. Le di una paliza.
—No respirabas —recordó la pelirroja.
—Y como siempre Número Seis tiene que salvarnos a todos, que alegría escucharlo —comentó Ben con sarcasmo.
—Parece que tu familia no vendrá por ti —habló Fei, haciendo que todos miraran a Luther, quien acababa de entrar.
—No, seguro están ultimando los detalles y esas cosas... —dijo el grandote con duda.
La menor hizo una mueca al escucharlo, al mismo tiempo que el asiático se ponía de pie.
—Tranquilo. Puedes irte.
—¿Por qué?
—Un gesto conciliador. Pero debes darle a tu familia un mensaje muy importante.
—Sí, claro —aceptó Luther.
Ben se acercó todavía más a él.
—Suelten a Marcus. Y si alguno le hace daño, iremos por ustedes. Por todos ustedes —recalcó—. Y esta vez no seremos tan hospitalarios.
Luther sonrió.
—No nos gustan las amenazas, Ben.
Fei se puso de pie.
—Harás lo que digamos, o si no... —liberó a sus cuervos en un gesto amenazante, el cual todos tenían que adoptar en casos como este.
—Aves, en mi cerebro. Entendido.
—No olvides tu bolso —el chico tronó los dedos para que Alphonso se lo diera, era una bonita bolsa con el logotipo de la academia.
Los hermanos se pusieron de pie.
—Espero que hayas disfrutado tu estadía.
Y sin más, Luther comenzó a alejarse.
Alessandra observó a Sloane de reojo, quien veía con tristeza al grandote; y rodando los ojos con una pequeña sonrisa, se acercó a ella para alentarla.
