Alessandra es condenada a reevivir su adolescencia cuando una misión secreta sale mal.
Sin imaginarse que años después, una familia disfuncional traería consigo el fin del mundo, y con ello un hombre/adolescente que no hace mas que causarle problema...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
LOS RECIÉN CASADOS se movían al compás en la pista de baile, mirándose con ternura.
Era como si para ellos no existiera nadie más en estos momentos.
Las dos familias los observaban con una sonrisa en el rostro, cada uno tenía una copa de champán en las manos; si querían disfrutar, lo harían a su modo.
—Oficialmente, esto es peor que el apocalipsis —murmuró Cinco con aburrimiento a un costado de Alessandra, la cual lo miró con una ceja enarcada.
—No seas un aguafiestas —lo regañó—. Luther y Sloane se lo merecen.
Diego y Lila fueron los primeros en llegar al lado de los novios, balanceándose de un lado a otro al ritmo de la canción.
—¡Anciano! —la voz de Klaus llamó su atención, él también comenzó a bailar—. ¡Trae a tu novia!
El pelinegro negó levemente.
—Lo que yo necesito —tomó la mano de la adolescente—, es un poco de alcohol —intentó avanzar, pero al ver que su chica no caminaba, se detuvo—. ¿Qué sucede?
—Lo lamento, cariño —soltó sus manos, bebiendo de su copa con diversión—. Yo sí quiero bailar.
—¡Aburrido! —exclamó Klaus con burla.
Alessandra se acercó a él, comenzando a copiar entre risas los pasos de baile que inventaba; daban vueltas por toda la pista, divirtiéndose como nunca.
Cinco rodó los ojos al verlos, molesto por que no había querido acompañarlo.
Pero él tenía que entenderlo, la pelirroja era libre, y si ella quería disfrutar desde ese momento, no iba a negarselo.
Por más enamorado que estuviera, ni siquiera estaban en una relación formal.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Treinta minutos después; la comida había sido servida, y para su lástima, tuvieron que dejar de bailar para comer algo.
La menor se sentó en la misma mesa que el adolescente, comiendo cordero y pastel mientras charlaban sobre lo que se les ocurriera.
