Los dragones y sus flores

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Aman sobre la tierra los dragones descolgados de leyendas.

Las rosas cuelgan en la ventana agazapada en los versículos de los monjes budistas.
Y son las sortijas de los caballeros.
Son tristes y venenosas.
Rabiosas en escondrijos de donde se pronunciaban los besos.

He amado tus arrugas en las vertebras.
La oscuridad de los ojos tenues mientras
caía en los pozos de Dios.

Quería despegar durmiendo en el coma
mientras el cuerpo latía de dolor.
Es la vida desastre, tormentosa, amarga sol.

Caminan los diamantes por las fragancias de las catacumbas de los leones cansados de maullar. Es la rabia del dolor, el sentir de no querer hacerlo.

¿A quién obedece la pena de los dragones?
¿A quién obedecen tus manos, pirata de los besos?

¿Es esta la vida o un sueño de los demonios?
Quiero sentir la dulzura de las espinas, no el dolor de los pétalos.
Quiero amar sin treguas
en la paz lasciva,
no morir en guerra.

Amar en tinieblas. ©Elena Díaz G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora