si el amor...

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Creo que el amor se hubise marchado
si hubiese sabido que se defenestraría
la luz de los templos.
Esa sagrada norma de velar el beso,
que se enreda en el paladar
y se expande en el alma
para acabar con el miedo,
hubiese sido perfecta de no ser
por el tiempo de las arrugas
en el corazón,
achicando el latido,
volviendolo finito.

El amor no nos hubiese mirado, 
si la rima fuese continua en su lágrima;
ahí habitaba la esperanza
despierta a la luz de la hoguera
con el calor deseado a morir por la tregua.
Esa que da cobijo en el maremoto
de las oportunidades endulzadas
- con un limón podrido -.

Si el amor hubiese tenido gusto
y olfato, ahora estarían estas manos
limpias y serenas siendo portada
de compromiso, y no llenas de anillos
que se deshacen con tequila.

Si el amor hubiese sido todo,
¿a qué rincón escapa mi cuerpo,
mis deseos y mi miedo?
Si yo de él huyese, ¿rehuso de mis sueños
o solo de sus besos?
Así, con esta piel de tequila, si esta
enfermase en la melancolía de la rima, 
¿qué sueño quedaría?
Mas, si no quedase nada,
si no quisiese nada,
habiendo querido todo,
¿qué quedaría de mi reflejo,
y de este cuerpo enamorado
de todo y de nada?
¿qué quedaría, amor,
si, después del vértigo de la totalidad,
en un segundo el vacío se vuelve eco?

Amar en tinieblas. ©Elena Díaz G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora