𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 𝐁𝐎𝐘 •Will Byers• CORRIGIENDO

1-Nueva competencia.

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30 Octubre de 1984

La mujer contaba las monedas que estaban al frente. Sería la primera vez que su hijo saldría a jugar con el hijo de Joyce luego de todo lo que les había pasado el año anterior.

Las dos creían que era una buena idea que comenzaran a hacer actividades fuera de casa, aun tenían miedo ya que ¿quién hubiera creído que en el pequeño y tranquilo pueblo de Hawkins desaparecerían personas? Aunque el pequeño Will había vuelto, habían muchas incógnitas en el caso que la señora desconocía. Lo único que sabía era que sus dos hijos habían ayudado a Joyce a encontrarlo.

Con esos pensamientos dando vueltas por su cabeza, se vio interrumpida por su hijo.

—¿Cuánto ahorramos hasta ahora?— preguntaba Nathaniel ansioso. Estaba emocionado porque al fin tenía un grupo de amigos con los cuales salir y divertirse. Sabía que su madre estaba un poco insegura con esta decisión pero trataba de transmitirle seguridad.

—Bastante para que juegues y rompas récords.— le anunciaba con una sonrisa.

Una bocina de auto se escucha frente a la casa. El niño toma su chaqueta y corre hacia la salida escuchando las reglas de su madre.

—Ten cuidado, no te separes del grupo, tampoco salgas a la calle si no ves a Joyce esperando por ustedes.

—Si mamá, no te preocupes— respondía mientras salía a la calle para entrar al auto de la mamá de Will.

—¡Y Nathaniel!— el niño paró su caminata y dio media vuelta— Diviértete.

Nathaniel le dio una sonrisa resplandeciente y entró al auto en los asientos traseros. Mientras el auto se alejaba, se despedían con la mano.

—Que rápido crecen— murmuraba para si misma mientras volvía a la casa.

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Llegaron al Arcade y notaron que los demás chicos ya habían llegado, mientras Joyce les avisaba que vendría por ellos a las nueve de la noche, los dos amigos se despedían apresurados.

Nathaniel bajaba del auto y fue rápidamente a abrazar a sus nuevos amigos, quienes lo recibían con la misma euforia. Excepto Mike.

—¿Qué haces tú aquí?— preguntaba el pelinegro con claro disgusto en su rostro.

—Yo lo invité— hablaba Will detrás de ellos—, creí que sería divertido.

—Lo será — apoyo Dustin—, ahora vengan, quiero salvar a la princesa Daphne y superar el puntaje de Lucas.

—No me podrás superar.—contradecía Lucas con una sonrisa egocéntrica en su rostro.

Luego de varios intentos, gritos de desesperación y tensión en el ambiente, Dustin pierde el juego.

—Te lo dije— recordaba Lucas—, la princesa es mía.

—Presume lo que quieras, pero aún sigo siendo el número uno en Centipede y Dig Dug.

—¿Estás seguro de eso?— los niños dieron media vuelta hacia el chico que trabajaba en el Arcade.

—¿Seguro de qué?

La respuesta que recibieron de su parte fue un crujido ruidoso de cheetos. Rápidamente los cinco chicos corrieron hacia las demás máquinas para comprobar lo que suponían.