Obsesionado - Catorce

18.6K 438 70
                                    

-¡Vamos tío, dame más mierda de esa!

-¡Te dije que no te daría más, porque caíste en una puta sobredosis!

-¡Vete a la mierda!

Me presento soy Olivia, una adicta, bueno llevo desde hace unos meses sobria, a mis once años empecé a drogarme, al principio era como una diversión, pero acabo siendo algo natural en mi vida, y caí en una sobredosis, los de antes eran unos que siempre me vendían, pero lo dejaron de hacer, así que fui a la tienda más cercana a comprarme un zumo.

-Serían noventa y cinco céntimos.

-Vale, una pregunta, ¿Usted sabe dónde venden?

-Si, pero ¿Tu no eres muy pequeña para eso?

Le apunte con una pistola entre las cejas.

-Dime donde cojones esta.

Me dio una tarjeta con una ubicación, y fui a ella. Llegue, y era una tienda normal, el cabrón me había tomado el pelo, pero de todas formas pase a preguntar. En la puerta había un chico alto, con el pelo rapado y barba pelirroja.

-Oye, ¿Vosotros vendéis?

-Eres demasiado pequeña, ¿No crees?

-A ti que te importa idiota, ¿Vendéis o no?

-En la nevera aquella. -Dijo señalando a una nevera de dentro de la tienda-.

Salí y fui hacia allí, al entrar vi a un niño, parecía de mi edad.

-¿Tú no eres muy pequeña para estar aquí?

-Lo mismo debería preguntarte.

Saque de mi sujetador un fajo de billetes y se lo tire encima de la mesa, tenía cien billetes de cien, los cogió sin quitarme la vista de asesino y los empezó a contar.

-¿Catorce verdad? -Me pregunto sin quitar la vista de los billetes-.

-¿Catorce qué?

-¿Catorce años verdad?

-Si, ¿Cómo lo has sabido?

-Le he vendido a gente más joven que tu, ¿Sabes?

-Bueno, ¿Me das o que?

-Solo dime tu nombre y número.

-¿Para qué?

-Porque la gente que compra aquí siempre viene de nuevo.

-Olivia y seis... ¿Ahora?

Me dio tres bolsas, al salir por la puerta se me cayó una así que me agache a cogerla.

-Y ponte ropa más larga que se te ve todo el tanga joder. -Dijo el chico de mi edad-.

El chico tenía el pelo rapado, con un tatuaje debajo del ojo y con una cadena plateada.

-Pues no mires imbécil.

Me fui a mi departamento, cogí un espejo y puse una pastilla, encima le puse un trapo y pase el móvil por encima aplastándola, cogí un billete lo enrollé como un churro, quité el trapo y con una tarjeta hice tres líneas, y empecé a esnifarlas, una por una, hace tiempo que no me sentía así de bien, cuando caí en sobredosis nadie estuvo ahí para mi, hasta que una chica me encontró tirada en medio de la carretera, desde entonces llevó cuatro meses limpia, hasta hoy. Esto siempre me ha resuelto la vida, puse música a toda leche, hasta que oí a alguien, como si me estuvieran espiando.

Obsesionado // AshtrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora