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Karin estaba cansado, su jornada de trabajo lo dejo completamente agotado, estaba considerando seriamente dejar su trabajo de cargador por uno mucho más fácil, pero o era sencillo encontrar trabajo considerando su situación.

Se dirigió a casa, pues era el día solar veintidós, día que su madre los visitaba a su padre y a el, apresuró el paso, estaba feliz, ya que solamente podía verla dos veces en el mes solar, solo podía contar con ella los días catorce y veintidós.

Fuera de su casa, junto a la pila del agua, se encontraba la hermosa yegua de madre, ya estaba en casa, se apresuró a entrar y la encontró cómodamente sentada charlando con su padre animadamente, portaba un hermosos vestido color blanco que contrastaban con un largo y ondulado cabello rojo.

—Madre!— grito Karin emocionado, hacia tiempo que no la veía.

—Cariño ven aquí...

Karin se acercó y abrazo a su madre la cual lo rodeaba con sus brazos expresando todo el cariño que sentía por su hijo.

—Hijo— el padre de Karin, Sille, hablo para pedir algo a su hijo —Por favor toma algo, debes estar cansado.

Karin no lo pensó mucho y tomo uno de los casi que había en la pequeña mesa que adornaba la entrada y sirvió agua de una jarra.

—Y como te has estado?

La voz maternal de la pelirroja le hacía sentir que todo estaría bien y su preocupaciones pasaban a segundo plano cuando empezó a contar lo pesado que era estar todo el día cargando esos pesados sacos y lo mucho que el encargado lo odiaba por ser más fuerte que el.

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Aquel hombre que paseaba en un hermoso pura sangre color negro, obtenía todas las miradas, pues el nombre de Yule sonaba en cada una de las cavidades bucales de cada hombre y mujer presente.
La presencia de Yule había sido solicitada por su padre, pronto se llevaría a cabo la cena para unificar la tregua de las dos ciudades, y como próximo rey, por esta ocasión tendría que asistir para ser de compañía y también ser presentado como es debido a los jefes de la ciudad vecina.
La casona que era habitada por su padre y su nueva acompañante le daba la bienvenida como era de costumbre.

—Padre— Saludo entrando a la oficina de su padre.

—Oh Yule— el hombre de cabello negro con un aura imponente y de ojos increíblemente azul parecía un poco sorprendido por su presencia —Esperaba que llegarás más tarde, ven, toma asiento.

—Me necesitabas?

La voz de Yule era dudosa pero segura, siempre se había sentido intimidado por su padre, los recuerdos que tenía después de la muerte de su madre lo inundaban cada vez que tenía que hablar con el.

—Si, solo necesito platicarte los últimos detalles de la cena de tregua. Los jefes por fin han decidido presentar a su heredero.

—Heredero? Creí que ellos no habían podido lograr el tener hijos.

—Así es, en realidad es todo un escándalo, pues la señora tuvo una aventura con un simple hombre del reino y quedó embarazada, tuvo a la criatura pero no fue aceptada por el jefe, pero en vista de que la señora no volvió a quedar embarazada tuvieron que tomar medidas extremas y nombrarlo heredero de Rolas.

—Bien, necesita algo más?— Yule estaba más que ansioso por salir de aquel lugar que no le interesaba por completo lo que había dicho.

—Si, su nombre es Karin

¿Karin?

∞∞∞∞

—Cariño—La voz de dulce mujer había roto el pequeño silencio que se había formado en la pequeña sala— Karin, necesito pedirte un favor.

—Claro madre, lo que quieras.

—Necesito que tomes el lugar de heredero de Rolas en la siguiente cena de tregua.

Eso era nuevo, había sido excluido de todo por ser el producto de una aventura y ahora le pedían tomar el lugar de heredero —Madre, no se si debería, no puedo hacerlo.

—Ha sido una desición complicada, pero en vista de que no puedo quedar embarazada y mi único hijo eres tú, deberás tomar tu lugar correspondiente. Asistiras a la cena y actuaras como si todo estuviera bien.

—Hay algo que necesite saber?

—Yule asistirá.

∞∞∞∞

Karin y Yule sabían que era una mala idea el reencontrarse después de tanto tiempo y tantos problemas, pero aún así, ambos se encontraban listos para asistir a esa cena, Karin había sido tomado por sorpresa cuando su madre le comento que el sería considerado el heredero de Rolas, pero mucho menos esperaba que tuviera que asistir a la próxima cena.

∞∞∞∞

El castillo estaba en las montañas más altas, pues había sido construido como atributo a el dios solar Soir, consideraban que estando en un lugar alto, estarían cerca del cielo y así estar cerca del sol, recibiendo con alegría los primero rayos del sol que daban la señal para comenzar su día, pero, en perspectiva de Karin, ese lugar era demasiado excesivo, solo dos personas, sin contar a la certidumbre, habitaban ese enorme lugar, ahora serían tres personas, una gran habitación, un gran cuarto de baño y muchas cosas grandes habían reciclado a Karin, pero la desagradable presentación al esposo de madre había sido bastante incómoda.

—Karin— La voz de aquel hombre de cabello negro y piel morena había resonado por el enorme salón en donde se encontraban —Por fin nos conocemos, soy Ranson, pero puedes llamarme Señor o Jefe.

La cara de molestia y desagrado de su madre había sido notable al escuchar la forma en la que Ranson había ordenado a Karin llamarle.

—Soy Karin— La dulce voz del pelirrojo había llamado la atención de Ranson, no esperaba que le contestará —Y así es como puede llamarme.

A Ranson no le agradaba para nada la idea de que el resultado de la aventura de su esposa heredará el puesto de jefe, pero su querida esposa había sido tan lista para tomar algo que terminó con la capacidad de tener hijos, así dando a luz a un solo niño en toda su vida, Karin es y será el único heredero existente y eso solo hacia que su madre se sintiera orgullosa.

∞∞∞∞

El día de la cena había llegado, Karin y Yule se estaban preparando para asistir a esta, el traje blanco y dorado que estaba portando Karin camino al gran salón acompañado de su madre, hacia que todas las miradas de las personas presente se dirigieran hacia el, el ver a una persona pelirroja era bastante extraño en ese lugar, solo dos personas tenía ese color de cabello, el que heredará ese color se consideraba un regalo y bendición de su dios Soir.

A diferencia de Karin, Yule se dirigía solo hacia el gran salón, vistiendo un completo traje negro que combinaba perfectamente con su cabello y tés blanca.

Las personas se sentaban al rededor de la gran mesa redonda, esperando la llegada de ambos herederos y así por fin presentarlos como era debida. Dos puertas se abrieron al mismo tiempo y con estas se anunció la entrada de dos jóvenes, ambos listos para tomar su respectivo lugar, sus miradas se cruzaron, y así el rojo y el negro se mezclaron.

Los dulces ojos color miel de Karin y aquella combinación rojo azul se mezclaron, creando una explosión de colores y con estos,
Emociones

En el nombre de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora