easy | 13

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¿Donghyuck?

Frunció el ceño, se refregó la cara con una mano. Ajustó el teléfono contra su mejilla tras chequear la hora (dos de la mañana) con los ojos entrecerrados, y decidió solo quedarse acostado tras bufar.

—¿Qué pasa? —refunfuñó, la garganta rasgando un poco.

Claro que, cuando apenas conseguía dormir tras un par de semanas... complicadas, lo llamaban a minutos de haberlo logrado. Esto era el colmo.

Es... Rye —se le saltó un latido, se sentó de golpe, alerta automáticamente. No le había gustado ese tono—. ¿Está contigo?

—No. ¿Qué pasa? —presionó, vergonzosa urgencia haciéndose evidente.

—Oh... ¡Ah!, no, b-bueno. No es nada. Es soloDebo estar exagerando... Uhm, ¿ella de casualidad no te dijo si iba a algún lado...?

No. ¿Cómo? Si ni le había estado hablando.

—Renjun.

No ha llegado a casa, Hyuck, tampoco contesta el teléfono, me estoy volviendo loco–

—Cálmate —pero él ya se estaba parando de la cama, tropezando casi con un poco de ropa sucia—. Llama a Yeji o Chaeryeong. Yo veré si ella me contesta —pestañeó, ojeando por accidente la montaña de latas de café en su escritorio. Debía recordar devolverle el favor a Jaemin. Apartó la mirada—. Avísame si está con alguna.

Bien. Adiós.

Colgó, tomando una bocanada de aire que de nada sirvió para frenar su alterado pulso. Se refregó la cara, alborotándose el cabello al llegar al tope y sacando de raíz el impulso por morderse el labio hasta dejarlo al rojo vivo.

No podía evitar imaginarse los peores escenarios y le era imposible llevarlo con calma; encendió la luz, ya que estaba. No era como si pudiera ir a dormir pronto, sentía como si se hubiera inyectado una taza del café de Jaemin directo a las venas.

Si no descubría dónde estaba ella rápido, era capaz de buscar por la calle a las– revisó su teléfono– casi dos y cuarto de la mañana.

Bueno. No era tan tarde. Y era por Rye.

Marcó su número de inmediato, ceño fruncido, medio torturando su labio entre los dientes porque no siempre se atrapaba antes de hacerlo y a veces aunque no fuera muy bueno al menos ayudaba a hacerlo sentir un tanto menos ansioso. Se quedó escuchando el tono, la llamada repicando una y otra vez, hasta que al fin cayó en el buzón.

Maldijo, y lo intentó otra vez.

Nada.

Mierda, mataría a Rye en cuanto la consiguieran.

Siempre tan descuidada. ¿Adónde se habría metido?

Esto no pasaría si— no. No podía pensar así. Lo había prometido. Pensar así tampoco ayudaría ahora, entonces solo lo volvió a intentar.

Y, en el segundo tono, atendió.

—Rye —se mordió la lengua. ¿Se habría notado demasiado su preocupación? De acuerdo, no era momento de angustiarse por eso—. ¿Dónde estás? Estam—Renjun está muy preocupado. Llama–

—¿Este es...? Uhm. ¿Quién es?

—Tú no eres Rye —prácticamente rugió, una piedra asentándose en su estómago. No, era un tipo. Con el teléfono de Rye, a las dos de la mañana. Apretó los dientes—. ¿Dónde está?

Easy || Lee Donghyuck | HaechanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora