I need some sleep | KookV

I need some time

Había pasado dos días desde que Taehyung pronunció cientos de disculpas por teléfono a las primeras horas de la mañana. Las razones ya me las esperaba, su familia siempre se encontraba un punto por encima de mí.

Intenté gritarle, hubiera sido suficiente un misero mensaje para que yo abandonara el restaurante, para que mi cabeza dejara de preocuparse de cosas que sólo pasaban en mi imaginación. Un mensaje. Una llamada fingiendo que hablaba con un amigo. Cualquier cosa que no se viera sospechosa en medio de su cena familiar, bajo el escrutinio de hierro de su padre. Pero no pude hacerlo. Para cuando el primer reclamo iba a abandonar mi boca, Taehyung ya había dejado salir su segundo sollozo.

Por más que me gustaría pintar a Taehyung como mi amor y mi villano, estaba lo suficientemente consciente de su situación como para hacerlo. Después de todo, fui yo quien egoístamente le pedí seguir con esto cuando él estuvo a punto de terminarlo. Sabía que esto no era doloroso sólo para mí, sabía que Taehyung se estaba llevando la peor parte.

Por ello, me dediqué a tranquilizarlo. Tras algunos minutos de llamada, simplemente cortamos la comunicación.

Ahora, podía verlo de pie en la recepción del gimnasio a través del cristal. Mi teléfono seguía en uno de los lockers, seguramente con un par de llamadas perdidas y mensajes sin leer. Ya no sería necesario revisarlo.

Lo miro por un momento desde el interior de la sala de musculatura, a través del cristal que funciona como pared. Él está hablando con el recepcionista, tenía puestos pantalones de vestir y corbata, claramente no estaba ahí para hacer algo de ejercicio. Así, desentonando completamente con el ambiente, se robaba la atención de cualquiera.

Taehyung era así. Siempre resaltando en cualquier lugar en el que ponga un pie. Con su porte de príncipe, cabello sedoso y rostro proporcionalmente perfecto. Era imposible no girar a verle, no caer bajo su hechizo.

Sobre todo cuando nos encontrábamos. Ese momento en que nuestras miradas se cruzan y de inmediato siento mi pulso aumentar de forma casi aterradora.

Me hace una seña con la mano y yo no tardo más de dos segundos en ir a buscar mis cosas. Mi rutina había terminado tiempo atrás, pero las pocas ganas que tenía de ir a casa cargaban con la idea de que hacer un poco más de la cuenta no podía afectarme. Ahora, con otro destino que no sería el departamento que comparto con Yoongi, abandonar el gimnasio era una idea más que atractiva.

Me despido de algunas personas en mi paso hacia la puerta. Los ojos de Taehyung se mantienen fielmente en mí durante todo el proceso hasta que me detengo frente a él.

—No contestabas —dice, aunque no hay rastro de reclamo en su voz.

—Estaba ocupado.

Salimos del gimnasio e insisto en que vayamos en su auto. La tarde estaba cayendo y alguien tendría que regresar hasta aquí por su vehículo, Taehyung siempre tenía el tiempo más limitado que yo.

Le pregunto como le ha ido en el trabajo, me contesta que todo sigue como siempre. Las cosas no variaban mucho cuando eres contador de un negocio de ventas de combustibles. Me pregunta sobre mis clases en el gimnasio, le hablo sobre un nuevo estudiante que parecía tener dos pies izquierdos y hacemos un par de bromas de ello.

El ambiente es tan ameno que siento la tensión de mis hombros desaparecer y el cansancio hacerse a un lado ante un evidente sentimiento de satisfacción. Uno que se intensifica una vez dentro del auto, cuando no pierdo más tiempo antes de reclamar sus labios.

Conduce hasta un hotel un poco viejo, nada demasiado llamativo. Es mi turno de alquilar la habitación, así que soy el primero en acercarme a la recepción. Con las llaves en mano y sin más preliminares nos refugiamos entre paredes desgastadas y muebles sin brillo, y aun así parecía ser el lugar más perfecto cuando Taehyung se sienta a horcadas sobre mis muslos y compartimos con cálido abrazo.