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Recuerdo #1


Me gusta recordar los momentos que viví en mi niñez y preadolescencia.

Me crie con tres hermanos y una hermana: Jack, Billie, Paul y Giselle. Los cinco éramos pelirrojos desde que llegamos a este mundo y la gente siempre había tenido una gran fascinación en tocarnos el cabello cada dos o tres segundos.

—Es muy suave, ¿cómo no lo tienes enrulado como casi todas las pelirrojas?—me preguntaba a menudo una de mis amigas, Hazel, aunque eso no era verdad; muchísimas pelirrojas éramos lisas y no había ningún problema con eso, al menos para mí.

Mis tíos siempre venían a visitarnos y les traían muchos regalos a mis hermanos mayores pero a mí casi ni me miraban mucho. Claro, tenemos muchos años de diferencia (más o menos tengo seis años de diferencia con Paul, el menor de ellos) pero eso no excusaba que me dejaran a un lado...

Aparte de eso, viví en las costas de Estados Unidos toda mi vida y pensaba mudarme a la ciudad en cuanto entrara a la universidad pero bueno, morí. Según recuerdo, comencé a ir al colegio cuando estaba en secundaria por falta de dinero, aunque para mis padres era malo para mi era mejor porque podía pasar más tiempo en familia y con los amigos de mi barrio: Lee y John, ambos gemelos de mi edad.

Juntos hacíamos bromas telefónicas, bailábamos, cocinábamos (o al menos lo intentábamos) o veíamos películas y nunca nos cansábamos de hacerlo, pasara lo que pasara. Ellos eran buenos espías y consejeros, de hecho cuando tuve a mi primer novio (Steve) ellos me enseñaron todo sobre los chicos y no fallaron nunca con sus consejos, como:

—No te avergüences y solo sé tú misma, con tu estupidez natural de seguro lo haces reír...

—Siempre sonríe y nunca opines sobre un tema del que desconozcas, no parecerás inteligente sino una mentirosa...

También me acuerdo de cuando hicimos una guerra de comida; tomamos todo, literalmente todo, lo que había en su refrigerados y comenzamos a lanzárnoslo. Obviamente su madre se enteró y tuvimos que limpiar todo nuestro desastre.

Sinceramente creo que todo iba muy bien, pero cambió cuando sus padres se divorciaron y ellos se mudaron a la ciudad. A los tres nos dolió mucho y no pudimos volver a vernos, de hecho íbamos a ir juntos a la universidad para vernos en cada clase. Estudiaríamos todo sobre el arte para hacernos famosos con nuestras pinturas sobre la comida: nuestro tema favorito en la vida.

A menudo venía mi primo mayor, Harry, quién contaba unos chistes horribles.

—Si una pareja tiene hijos en el bosque—comenzaba—, ¿se podría decir que son frutos del bosque?

—Ayer metí un libro Guinness en la licuadora—me comentaba.

—¿Y?—decía yo.

—Batí todos los récords—nos partíamos de la risa y seguíamos haciéndolo mientras nuestras madres nos miraban extrañadas desde lejos en la cocina.

Ahora me pregunto, ¿por qué uno no puede volver en el tiempo?

Los Recuerdos de Royal (extra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora