Nik

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—Nikolas.
Arias.
Zara.
Maddie.
Matthew.
Peter.
Faustino.
Frankie.
Dani.

¡Esos son nuestros participantes! ¿Podrán con lo que se avecina? ¿Podrán con el reto de este año? Quédense conectados a sus pantallas porque en pocos minutos... uy, —el presentador pareció suspirar mientras hacía un gesto de calor con su mano—, está picante todo lo que ha pasado. ¡UN FIN DE SEMANA! Solo tres días y estos chicos han revoloteado nuestra arena. ¿No me creen? Les daré un secreto. Ya hay un... ¡CULPABLE! Señoras y señores, ¿estarán de acuerdo? ¿Se habrán equivocado? En pocos minutos su respuesta. Yo soy Candice y ¡esto es Muerte Intranquila!

Así era. Nik apagó su reloj inteligente dejando de ver la presentación del reality. No lo vería, de todas formas, les había llegado los resultados hacía pocos minutos a la gran pantalla que colgaba de la sala, justo enfrente a aquella cascada falsa.

La mitad de sus compañeros ya se encontraban dispersos, los pocos que podían dormir, estaban ya en el sobre. Y aquellos que no podían asimilar la emoción, se hallaban intentando encontrar al menos un poco de tranquilidad donde pudiesen.

Por eso Matthew y Peter se encontraban dándose duro en la sala. Podía escuchar los gemidos impacientes de Matthew y la voz tomada de Peter mientras decía groserías del tipo «más duro, guapo», «quiero que me mojes todo», «joder, que rico. Fóllame la boca». Llevaban así un buen rato.

Suspiró, había sido un fin de semana largo.

La información de que él era el hijo de la productora se esparció más rápido de lo que esperaba. Alguien lo había filtrado desde la compañía. Seguro su padre se estaba haciendo cargo de eso. Pero entonces nadie pudo controlar las noticias, ni siquiera él. Y cuando llegó el primer día a la arena, todos lo miraban con desconfianza.

Claro que iban a creer que era el espía del programa. Si era el hijo de la productora.

Sin embargo, por más desconfianza que les había generado al principio, el que se llevó la sorpresa fue él. Cuando Maddie se tiraba a la piscina, le comentó que iban a acusar a Dani de ser la culpable. Claro, no le creyó en un primer momento. Por supuesto que no, podría bien ser una estrategia para llevarlo a su fin o eliminarlo del programa. Pero la chica había sido sincera, y habían culpado a Dani.

—¿Todo bien, nene de papi?

Nik encaró una ceja asintiendo lentamente hacia Faustino.

¿Creía que Dani era la espía? No tenía demasiada información para determinarlo. La chica parecía ser la más inocente y asustada de todos ellos, por lo cual podría ser una pésima, pésima víctima. De cualquier forma, o era una hija de puta bastante embustera; o realmente era una pobre víctima con poca suerte. Casi juró, por el brillo de sus ojos que era la segunda.

Conocía el Reality y todos sus anteriores competidores como la palma de su mano. Los que fingían inocencia ante sus compañeros y eran carniceros para el público, no tenían esa especie de brillo desesperado en los ojos. Una aureola en la cabeza, un par de palabras dulces y unión de equipo, sí. Todo eso.

Pero no se comían los dedos fuera de cámara, porque ahí no tenían un papel que interpretar.

La chica definitivamente estaba aterrada de verdad.

Poca pena le daba a Nik, pero recordaba que el propósito de todo aquello era evitar más chicas como Dani. Pronto su vida iba a terminar.

Demasiado joven, pensó. Y se preguntó cuántos de ellos morirían por tirársela si hubiese durado en el programa. O cuántos de los televidentes fantasearían con ella mientras se masturbaban en sus hogares.

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2022 ⏰

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