-Es lindo el lugar, ¿no crees?-le pregunto mirando todo en general. Al parecer el también estaba nervioso, le estaba tomando tiempo romper el hielo con ella.
-si, es interesante. Tiene grandes cosas que mostrar.-
-si, ¿que es lo que mas llamó tu atención?- seria una mentirosa si dijera que fueron las catanas colgadas en la pared, en su interior ella gritaba 《tu》 pero su estupida boca solo diria cualquier cosa con tal de no alejarlo.
-pues, todo es maravilloso, pero lo que mas me llamo la atención, fue tu curioso pelo color rojo- el chico se llenó de vergüenza al escuchar tal cosa, ella no parecia tan liberal. ¿Acaso eso era coqueteo?.
-lo herede de mi padre, el también es pelirojo- respondio ante su afirmación. Ambos se sumerjieron en un silencio comodo y calido, para nada hostil.
-jamas habia visto a alguien pelirojo, y si lo he hecho no lo recuerdo- el rio ante su comentario.
-es cierto, no hay muchas personas con el cabello de ese color. Incluso mis hermanos no heredaron el tono, solo yo. ¿Curioso?, ¿no?.-
-si, curioso- lo miró, miro esos precios ojos rubíes que yacían en sus cuencas. Miro sus preciosos cabellos burdeos. Eran tan unicos.
Caminaron por un largo rato en los alrededores del lugar, siguieron admirando los mostradores con cientos de cosas preciosas.
Al llegar al final del recorrido ambos se dieron una mirada cargada de ansiedad y al mismo tiempo emoción. Esperando a que alguno de los dos cediera ante la tentación y pidiera el número del otro.Ante eso, el chico saco su celular del bolsillo y pregunto.
- ¿me darías tu número?, digo, ya sabes para hablar de lo fabuloso de este lugar.
Sonrió de forma apenada esperando la respuesta de la chica.
Ella le devolvió la sonrisa con una mas sutil y tomo su celular. Anotó su número de teléfono y se lo devolvió.
-si, tal vez deberías llamar y charlar sobre eso o sobre cualquier otra cosa.
-bien, lo are.