Capitulo 1

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"Hemos estereotipado al mundo dividiéndolo en dos partes. Bien y mal, no se puede negar que existen ambas cosas, más su presencia absoluta es falsa.  Maquiavelo decía; el fin justifica los medios, ¿pero quién justifica el fin? por eso mismo ahora y siempre viviremos en una sociedad llena de máscaras e hipocresía, en el momento que deje de existir aquella herramienta con la que celosamente te escondes veras tu mundo hacerse pedazos"

                                                                                     Elizabeth Labulet

                                              

                                                           

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En una cripta, sus paredes frías y exánimes irradiaban un aire de soledad y un silencio sepulcral, sus pisos eran de piedra, las paredes no eran la excepción. Dominaba el color gris  por dentro sus decoraciones eran simples para no decir nulas, la única cosa que poseía una mera ornamentación era el gran ataúd de piedra y granito que yacía en el medio de esta la cual poseía unos grabados en los que se visualizaba dos grandes alas en relieve, muy parecida a la de un ángel, deterioras por el paso de los años, aunque daban a notar que esa era la intención, la parte superior era adornada por una cruz cubierta de raíces las cuales en cada extremo terminaban fundiéndose con una rosa.

El silencio sepulcral fue concluido con unos golpes provenientes del ataúd, resonaban en toda instancia eran fuertes, constates y no parecían sucumbir, con el tiempo fue forzado. Los impactos se detuvieron. La tapa se empezó a deslizar con suavidad pero eso no evito que al caer causara un estruendo que retumbo en toda la sala acompañada de un eco casi eterno, ahora el ataúd estaba abierto.

De uno de los bordes se apoya una mano. La cripta estaba muy oscura solo se podía distinguir que una silueta delgada sale del ataúd se irguió acalambrado como si no se hubiera movido en un largo tiempo, buscaba por donde salir. La luz que irradiaba la única salida cegó al instante sus ojos negros como el carbón. Caminaba tambaleándose al exterior.

Este Hombre parecía joven podría tener de 20 a 24 años, caucásico. Delgado. Tenía un rostro ovalado. Su cabellera era negra, no demasiada larga, con un flequillo que le llegaba hasta las cejas, un poco alborotado aunque no descuidado. Llevaba unos Jeans negros complementado por una camisa de vestir blanca.

Una vez que se acostumbró a la luz del día una terrible helada recorre su cuerpo, se percata de que estaba en invierno, no estaba nevando por momento pero había nieve debajo de sus zapatos de vestir lo siguiente que ve  son las lapidas cubiertas por la cellisca, enseguida se percató de que se encontraba en un cementerio. Parecía extrañado y totalmente sorprendido. Se miraba las manos que le temblaban, las abría y cerraba, a la vez que se analiza de arriba a abajo   

Sin Dioses Ni HombresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora