Capitulo 4

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Sabía lo que iba a hacer y como lo iba a hacer espero a que fueran las dos de la mañana salió de su cuarto con sumo cuidado de que nadie la escuchara,  lo único que se podía escuchar era el movimiento de las cámaras en el palacio. Elice conocía la posición de cada una además llevaba una abrigo verde con capucha. Le quedaba grande pero esto era intencional para que ni siquiera se podría reconocer su figura. Como un gato en la oscuridad se mueva rápido y con elegancia no tardó en llegar a cuarto de huéspedes en el cual estaban dos guardias distintos patrullando la puerta

Alta! – le ordena un guardia en Esperanto sin reconocerla

Apenas las manos de la duquesa tenían a su alcance la cabeza de los dos guardias. Las  agarro y las  hizo chocar entre sí con fuerza, haciéndolos caer inconsciente abre la puerta pasando por encima de los guardias. Castian se levanta de golpe. El sí pudo reconocer a Elise

— ¿En el pasado no era tan difícil verdad?

—Solo son unos obstáculos

Elice se lleva a Castian que todavía tenía esas pesadas esposas. Ya no sentía las muñecas y los hombros le pesaban con el solo caminar con ellas. Leblanc sabía los recorridos de los guardias. No fue difícil llegar a los jardines y salir por un portón con cercas y con una contraseña que solo conocía ella y el líder de seguridad. Se montaron en la limosina, Elice programo manualmente la dirección a través de una pantalla táctil  pasaron por las calles hermosas del centro de Valkyrian seguía siendo Francia Paris para muchos. Aunque la guerra hizo que se perdieran monumentos de importancia como la torre Eiffel, cuando terminaron su recorrido. No había ni un alma, ya era muy tarde. Castian no se había dado tiempo para notar las calles estaban impecables, todo lo que no era camino estaba cubierto de una gruesa nieve. La edificación que tenían al frente era antigua, imponente. Su estilo gótico francés era inconfundible. La catedral de Notre Dame imposible de no reconocer.

— ¿Enserio? —Pregunta Castian algo indignado— ¿una iglesia? ¿Y para colmo esta?

— Es mejor que digas tus plegarias aquí —le sugiere amenazantemente Elice—  talvez él tenga piedad

— Yo no rezo —le responde indiferente— el no escucha

A la duquesa no le impresiona esa respuesta de echo se la esperaba pero no le importaba todo acabaría dentro de poco al llegar dentro, cerrando la puertas, la oscuridad los consumía, de su chaqueta  se saca una linterna. Empuja a Castian y lo tira al suelo por un momento ella desaparece en la oscuridad. Antes de que se podría rezar un padre nuestro  las luces se encienden dando paso a un iluminado y hermoso interior sus notables columnas las estatuas de Jesus la virgen y otras entidades decoraban la sala sin opacar a los hermosos rosetones que con la luz del sol debían ser espectaculares.

Elice aparece nuevamente mientras se quita el abrigo tenía una blusa y pantalones  blancos complementado también con una chaqueta que le llegaba a la cintura, también inmaculada con unos botones dorados y solo estaba cerrado el del medio lo que le llamo más la atención a Castian era su cinturón el que portaba una espada francesa. De empuñadura y funda también blanca con remates dorados con varios dibujos de cruz. ‹‹ ¿Cuál es su obsesión con el blanco? ››  Se pregunta Castian también noto algo que rompía el conjunto una simple y miserable daga.

— ¿En verdad me vas a matar en una iglesia?

—Me voy a defender en una iglesia —le corrige

— ¿De qué hablas?

Elice le sonríe. Sus ojos se empiezan a aguar. Se tapa la cara y empieza a sollozar desconsoladamente, se arrodilla en el suelo

— ¡No quería hacer! —Dice entre lágrimas y llantos— ¡pero él me llevo por la fuerza y dijo cosas horribles! ¡Tenía que defenderme!

Sin Dioses Ni HombresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora