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Yoongi.

Al principio le costaba creerme el que no tenía intenciones malévolas hacia ella, me decia que yo quería ser su Suga R y remarcaba la R.

Poco a poco cambiábamos de tema, dejamos de lado lo de mi acoso inicial, porque lo acepto si me ví algo mal con lo que hice. Pero en verdad la niña se me hacía algo diferente de las demás.

Platicamos por meses por Twitter hasta que ella sola me mandó su número de teléfono, de ahí pasamos a las llamadas, ella me marcaba para quejarse de sus clases maestros y de como le dejaban montones de tarea.

Le agradecía tanto que no me hablara nada acerca de lo que hacía, o me preguntara sobre los chicos, me trataba como alguien común. A lo más que llegaba a preguntar era un ¿Qué tal tu día?

Y me escuchaba si estaba cansado o no, si tenía algo de estrés incluso si no tenía ganas más que de dormir.

Era en realidad una amiga.

—Guarda silencio.

—Me estás pisando —la metí debajo de una jardinera.

—Si te escuchan nos van a linchar, me costó bastante poder meterte.

—Pues deja de pisarme tarado.

—Respeta a tu mayor, pequeña tonta.

—Solo eres mi mayor cuando te conviene.

Esperamos a que recepción estuviera vacía y corrimos hasta llegar a mi estudio. Entramos y ella de tiro al suelo recuperando al aire.

—Min Yoongi es un temerario.

—¡Esto solo es por tu cumpleaños!

—No pensé que lo harías.

Me senté en mi silla giratoria dejando caer todo mi peso en el respaldo.

—Estuviste todo el mes en tus redes con indirectas y memes.

—Te lave el cerebro Yoonie.

—Calla, solo deja que sea un poco más tarde y te llevo a ver la sala de ensayos, por cierto ¿Quieres conocer a Jungkook más a fondo?

Ella se quedó callada unos segundos y negó con la cabeza.

—Estoy bien así, ¿Qué me vas a invitar a comer?


Autograph /Libro #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora