Capítulo 15

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Luego, una bella chica se asomó de detrás de aquellos grandes almacenes y me miró con sus grandes ojos pardos.



Su piel pálida, albina, mostraba las pecas esparcidas por su joven rostro y el color caramelo de sus ojos artísticamente coloreados resplandeció con la luz del exterior. Su cabello, alisado y con un color castaño platinado, estaba acomodado en capas y caía juguetón sobre sus hombros. Me sonrió, con sus labios rosados coloreados con brillo.



-Hola-me dijo, amable.



-Amm... hola.



-¿Hablas español verdad?-preguntó.



Asentí con la cabeza sólo una vez.



-Genial, entonces, ¿en qué puedo ayudarte?-me regaló una sonrisa bastante extensa, llena de amabilidad en donde pude distinguir los frenillos en sus dientes; y a pesar de eso, era bastante fina y delicada.



-Bueno yo...-tartamudeé- quería, quiero-corregí- revelar algunas fotos-dije.



-Oh, claro, sólo, ¿podrías esperarme un poquito? Tengo problemas allá atrás con esa tonta máquina de fotocopiado-hizo un mohín.



-Claro-reí.



Se perdió de mi vista en aquella densa oscuridad detrás de los almacenes de los que antes había salido pero aun podía escuchar con claridad sus refunfuños hacía la máquina.



-Eres americana, ¿verdad?-dijo.



-Emm... sí-intenté adivinar el lugar exacto del que provenía su voz, elevando mi cabeza sólo un poco para poder ver algo-. ¿También tú?



-No, pero me encanta el continente. ¿De dónde vienes?



-California.



-¿En serio?-saltó de pronto del lado contrario al que se había metido y me hizo pegar un brinco.



-Sí-balbuceé.



-¡Qué emoción! Siempre he querido ir a América, pero aún me falta mucho por vivir aquí así que-se encogió de hombros-. Me llamo Fernanda, nombre americano, ya lo sé-parloteó poniendo los ojos en blanco-, pero a mis padres también les gusta todo lo relacionado con América-me extendió la mano-; por cierto, dime Ferni, es que Fernanda... bueno, como que no me queda-explicó.

Manual de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora