Capítulo 30

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Cuando abrí, un ramo de rosas rojas le tapaba la cara a alguien y sólo divisé las viriles manos que lo sostenían. Todos nos quedamos observando, confundidos y curiosos, hasta que el ramo de rosas bajó y pude ver el bello rostro juvenil de Chase, sonriéndome.

-Hola-me dijo.

-Hola-musité, aun confundida.

-¿Puedo pasar?-preguntó.

-Adelante-animó Shannon, esperando ver la escena que ya imaginaba.

Recordé las palabras de Dylan de esta mañana, y me esforcé de verás por no sacarle provecho al asunto. Al menos no a propósito.

Chase condujo sus pies hasta quedar atrás de mí, y luego yo cerré la puerta, temiendo por lo que pudiera pasar a continuación.

-Ten. Es para ti-me dijo cuando le miré y me extendió el ramo.

No quería, pero no pude evitarlo y miré por la colilla del ojo a Ethan, quien tenía un ceño ligeramente fruncido. Luego a Shannon, quien con ojos como platos contemplaba la escena, ajena a la expresión de su novio y completamente emocionada; como de esas niñas que ven un espectáculo de navidad en primera fila y apenas pueden esperar para saludar al sujeto gordo vestido de Santa Claus.

-Gracias, Chase-tartamudeé, tomando el ramo.

-Te dije que lo haría y bueno, yo siempre cumplo-musitó.

Antes de que pudiera yo decirle algo, Shannon habló, pero para Ethan.

-Oh, amor, eso me hizo recordar-dijo-. Gracias por la rosa-besó su mejilla.

Ethan, desconcertado, frunció el ceño.

-¿Cuál rosa?-preguntó.

Oh, oh. Pensé.

El corazón se me aceleró en un intento de explotar de nerviosismo y las manos desprendieron un poco de sudor frío.

-¡Eh, Ethan!-dije, adelantándome a la situación-. La rosa que le dejaste a Shannon ayer, como disculpa porque no pudiste venir, ¿recuerdas?-rogaba por que Ethan me siguiera la corriente y también porque no se molestara conmigo.

Miré de reojo a Chase, quien sabiamente guardaba silencio y su rostro me decía que trataba de comprender lo que estaba sucediendo.

Los ojos de Ethan me miraron, extraños. Fue una mirada que no supe describir, sus ojos algo me dijeron pero yo no entendí, estaba demasiado nerviosa como para ponerme a descifrar el mensaje que me gritaban. Luego de un silencio, Ethan retiró su mirada de mí y le sonrió a Shannon.

-Sí, ya recuerdo-musitó-. De nada-dijo.

Suspiré de alivio.

Después de eso, Shannon volvió al ataque.

-Y Chase, ¿a que se debe tan gran detalle con Aria?-preguntó Shar, preparada quizá para la bulla.

-Emm...-tartamudeó.

-Porque somos excelentes amigos, ¿verdad, Chase?-interrumpí.

-Claro-dijo el interpelado.

-Chicos, les daremos privacidad. Chase y yo iremos a mi habitación-tomé la mano de Chase mientras que con la otra aun sostenía el ramo-. Vamos, Chase-lo llevé hasta mi cuarto, mientras que éste trataba de comprender mucho más todo lo que había ocurrido antes.

La mirada inquisidora de Shannon estaba a mis espaldas y la de Ethan, desconcertado, también nos seguía, hasta que nos deshicimos de ambas al cerrar la puerta.

Cerré los ojos y suspiré.

-Dios...-murmuré, aliviada.

-¿Qué acaba de ocurrir allá afuera?-preguntó, Chase.

Le miré y suspiré de nuevo, era hora de contarle todo.

-Tenemos que hablar, Chase-dije y le hice seña de que se sentara sobre la cama entre tanto que yo me sentaba a su lado y ponía el ramo sobre la almohada.

-¿Qué pasa?-preguntó, inquieto.

-¿Recuerdas ayer cuando te dije que si alguna vez te había gustado alguien prohibido?-inquirí, en voz baja.

Él asintió.

-Bueno...-guardé silencio por un minuto, mientras que los ojos chocolate de Chase esperaban que siguiera hablando- creo que estoy enamorada de Ethan-admití, casi con un hilo de voz.

-¡¿Qué tú qué?!-farfulló.

-¡Shhh!-exclamé, para que bajara su tono de voz-. Dylan me hizo darme cuenta de ello.

-Pero es el novio de Shannon, y ella es tu mejor amiga-musitó, con un leve tono de desesperación.

-¿Y crees que no lo sé?-dije, triste- Pero uno no decide de quién enamorarse-cité, lo que hace unas horas había aprendido de Dylan.

-¿Y lo de la rosa?

-Bueno, Shannon llegó ayer y la vio tendida sobre la mesa de centro, me preguntó que si fuiste tú quien me la había dado y dije que no, ya sabes, no quería que empezara a especular más de lo que ya lo hace; entonces le dije que era Ethan quien se la había dejado a ella, porque no podía decirle que su novio me la había dado a mí-expliqué.

-Eres una gran amiga, Aria-me acarició el hombro.

-Claro que no, ¿qué clase de amiga se enamora del novio de su mejor amiga?-dije, en un chillido ahogado.

-Bueno, exceptuando eso. Entonces, ¿te molesta que yo...? Ya sabes.

-Chase, no quiero usarte para darle celos a Ethan-bajé la cabeza.

-No siento que me uses. Aunque Ethan sí se pone celoso, cosa que no debería.

-Eres un gran amigo para mí, Chase. Es así como yo te veo. Discúlpame.

-No tienes que pedir perdón por eso, Aria-sonrió-. Eres muy linda, claro, pero también eres una amiga para mí.

-Gracias, Chase.

-¿Y ahora qué piensas hacer?-me preguntó.

-Trato de ignorar a Ethan.

-¿Por eso no le abriste la puerta?-rió.

-¿Cómo sabes eso?

-Mi tía me dijo que lo vio sentado allá afuera, como si esperara.

Suspiré.

-No siempre podrás evitarlo, Aria-me dijo.

-Ya lo sé.

-¿Sabes? A lo mejor no es enamoramiento, simplemente es... deslumbramiento muy profundo-trató de animarme.

-¿Qué diferencia hay?

-Que en uno estás enamorada, en el otro no-rió, pero su broma no provocó nada en mí e inmediatamente volvió a la seriedad-. Cuando me ocupes, sabes que voy a estar allí-me acarició la rodilla.

-Gracias, Chase. En serio, gracias.

Una vez aclaradas las cosas, Chase y yo pasamos el rato riéndonos, aunque mi risa no fuera con mucho sentido.

-Creo que ya es hora de irme. No quiero perderme la cena-dijo Chase, sobándose la panza.

-Está bien. Ojala podamos vernos mañana-sonreí.

-Claro.

Me paré para abrir la puerta de mi habitación y Chase me siguió. En cuanto la madera me dejó ver la escena exterior, deseé cerrarla de nuevo de un solo portazo. ¿Cuántas veces se necesitaba ver la escena amorosa entre Ethan y Shannon para que mi corazón se rompiera por completo? Me paré en seco y Chase detrás de mí. Ethan y Shannon se separaron y sus bocas volvieron a ser dos. Algo dentro tironeó mi corazón.

Manual de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora