👫Amigos No, Por favor👫

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02:00 A.M CDMX, AÑO 2005, CASA DE MAYTE.

Era una noche tranquila en la ciudad, Mayte Lascurain se encontraba durmiendo tranquilamente mientras la lluvia caía y los relámpagos comenzaban a presentarse. Estaba cansada pues había tenido una junta de trabajo esa misma noche y con ello, quedado con Isabel y Fernanda en ir a desayunar, así que apenas puso un pie en su hogar; se vio envuelta en un profundo sueño que pronto seria suspendido.

De repente el teléfono de la Lascurain comenzaba a sonar, en primera instancia lo dejó pasar pues estaba demasiado cómoda y pensó que, si se trataba de algo importante, volverían a llamar. Una segunda interrupción a su sueño se hizo presente pero nuevamente decidió renegar de contestar. No fue hasta la tercera que, de muy mal humor, irritada y con ganas de asesinar a quien estuviera molestando a altas horas de la noche, tomó el teléfono sin ver quien osaba fastidiarla y contestó.

-Bueno –dijo con un tono de voz molesta- ¿Qué quiere?

-Buenas noches Maytecita –se escuchó al otro lado de la línea por una voz ronca y seductora. - ¿Estabas ocupada? –preguntó.

-¿Manuel? –preguntó asustada por la repentina llamada del soldado del amor.

-El mismo que viste y calza –bufó –Por lo que veo no estas de muy buen humor –dijo tratando de molestarla.

-¿Se supone que deba estarlo cuando interrumpen mi sueño a las dos de la mañana? –preguntó molesta. - ¿Qué quieres Manuel? Mira la hora, y si lo preguntas, si, si estoy molesta.

-Perdóname May, es solo que me siento solo –dijo para después soltar un largo suspiro- Y tú, eres mi única amiga, bueno a una que me entiende.

-No me digas –se burló –Es raro que me llames cuando te sientes así, déjame adivinar –bufó nuevamente- También estas borracho seguramente.

-Me conoces tan bien mujer –suspiró –Estoy borracho de amor

-Manuel es tarde, quiero dormir, tengo que colgar –dijo molesta.

-No Mayte, espera, baja a abrirme la puerta –dijo con el corazón acelerado. –Necesito verte, te necesito –carraspeó.

-¿De qué me hablas? Estás loco, creí haberte dejado claro que conmigo ya no habrían idas y venidas –reclamó.

-Por favor May, me haces falta –dijo melancólicamente.

-Por favor, déjame dormir, mañana tengo que despertar temprano –contestó nerviosa, para después colgar el teléfono y no dejas que Manuel le diera réplica.

La rubia sentía como se acumulaba el sentimiento en su garganta, no era una novedad que Manuel tenía el poder de ponerla nerviosa y estremecerla con tan solo una palabra. Pero se había prometido no ser el consuelo de Mijares cada que él lo necesitara, ya estaban demasiado grandes para eso, ambos acababan de divorciarse y lo último que necesitaba era un escándalo.

-Nada de eso Mayte, no vayas a llorar porque te prometiste no caer. Ya no eres la misma chiquilla que dejó ir –dijo para sí misma. Manuel no puede traerte de arriba abajo cada que se le apetezca, además, ¿Por qué ahora? Su reflexión se vio interrumpida por el timbre de la casa, sintió nuevamente recorrer por todo su cuerpo los escalofríos.

Tomó su bata y se cubrió para revelar de quien se trataba, insistían de manera impertinente, unas tocadas tras otra no dejaban al timbre cesar y eso la enfurecía pues ¿Quién era tan imbécil para insistir de esa manera?

-Ya voy!! –gritó mientras bajaba las escaleras – Un momento chihuahua –dijo realmente furiosa mientras el timbre continuaba sonando como si la vida de quien lo tocara; dependiera de eso. - ¿Tu? –preguntó realmente enfadada, ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Cómo fue que te el guardia te dejó pasar? –reclamó.

HISTORIAS MAYNELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora