Edén

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Que ateo podría negar la existencia de una deidad si te pudieran ver, que religioso no se cambiaría de creencia si escucharan tu dulce y bella voz, cuantos humanos encontrarían la paz en el calmado mar azul de tu mirada... Por mala y buena suerte, solo yo puedo hacerlo. Nos sentamos juntos en un arcoiris para tomarnos de la mano... A lo lejos, reptando llega la serpiente a susurrarme que es hora de comer la manzana, odio eso, odio despertar en este lugar, la tormenta se escucha afuera, retumba el suelo por los rayos, el cielo llora tan fuerte.. los trueno golpean las nubes como yo golpeo las paredes acolchonadas de esta prisión.. deseo regresar a el edén que creamos juntos.. sin volver a tomar esa maldita pastilla que me trae aquí.

Delirios NocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora