III. partners in crime

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No recibió más mensajes a través del pergamino, así que lo guardó en su antiguo morral para no perderlo. McGonagall le había dado un dato adicional importante acerca de aquel artefacto, pues al estar hechizado, si una de las dos personas escribe, la tinta no desaparece hasta que el mensaje haya sido leído por la otra, cosa que era bastante útil.

── No puedo esperar a que sea el próximo año, dicen que Harry Potter entrará el curso que viene ¿Pueden creerlo? ¡El salvador del mundo mágico corriendo por estos pasillos!

Taranis no sabía mucho de la historia del niño que vivió, pasó casi toda su vida en Taiwán hasta que llegó a los ocho años a una pequeña ciudad llamada Kelso en Roxburghshire. Pero, para tener un título tan grande como salvador de toda una comunidad, ese niño debió haber hecho una hazaña impresionante siendo tan pequeño.

── ¡Cuidado! ── gritó alguien, cientos de pergaminos cayeron sobre Taranis en el acto. No logró evadirlos, pues la pesada carga que sostenía un chico de su edad fue muchísimo más rápida que sus torpes reflejos ── ¡Hsieh! ¿Estás bien?

La escena era absurda, y aunque solo eran hojas de papel, no dejaban de ser un peso para un cuerpo de catorce años. Pronto llegaron algunos estudiantes de Gryffindor y de Hufflepuff a ayudar a ambos muchachos a recoger todo el desastre y a rescatar al pobre taiwanés de debajo del montículo de pergaminos que amenazaban con asfixiarlo.

── Lo siento tanto, no era mi intención que terminaras de esta forma ── se disculpó el responsable de aquel accidente.

Taranis ya lo conocía, habían tenido una pequeña charla hacía unas semanas atrás. Era ese muchacho pelirrojo al que, sin darse cuenta, le coqueteó descaradamente según las propias palabras del pecoso, aunque Hsieh no lo había visto de esa forma.

── No te preocupes, estoy bien ── lo tranquilizó Taranis.

── Sí, te ves demasiado bien ── habló un chico de Gryffindor que parecía tener la misma edad que ellos. Se notaba en su voz que solo pretendía burlarse de él, pero también se veía como una persona amable ──. Soy Oliver.

── Eso ya lo sabemos ── contestó Percy. Eran compañeros de casa, así que supuso que ya se conocían.

── ¡No seas idiota, Weasley! Es obvio que tu amigo no me conoce si ni siquiera nos has presentado.

── Suenas como si fueras mi novia... es incómodo ── una niña de Hufflepuff de no más de once años soltó una risita. Estaba recogiendo los pergaminos y apilándolos uno encima de otro.

Taranis ya estaba de pie, libre de papeles; ahora solo quedaban unos cuantos pergaminos desperdigados por el pasillo.

── No me gustan los cerebritos.

── Se nota ── murmuró Percy ──. Ya, deja de hablar y ayúdame. Todo esto fue tu culpa.

── ¡Hace poco dijiste que fue tuya!

── ¡Pues ahora me retracto!

La verdad es que Percy y Oliver eran mejores amigos y la gente se extrañaba cuando se enteraban porque eran como una gota de agua y aceite. No pegaban ni con el pegamento más fuerte, pero desde su primer año habían sido inseparables. A menudo se decía que el pelirrojo era el cerebro de todas las travesuras que solían hacer en sus dos primeros años, mientras que Oliver se encargaba de ejecutarlas. Y eso tenía sentido, pero Percy estaba creciendo, así que lentamente, el castaño estaba perdiendo a su compañero criminal.

── Ahora entiendo todo. Me echas la culpa de todo y hasta me cambias ── gimoteó Oliver, bromeando.

── ¿Qué? ¿Qué estás diciendo?

── Eso, que ahora yo soy el culpable de todo lo malo ── dijo como si fuera la cosa más obvia ──, además de que como Taranis ahora es tu amigo, de seguro ahora lo quieres más que a mí. Ahora, no sé, es probable que se casen y tengan hijos y te olvides de mí.

── Espera ── Taranis estaba riéndose de las cosas que Oliver decía ── ¿Qué tienen que ver los hijos?

── No sé, se me ocurrió.

── Wood, los hombres no se embarazan.

── Siempre pueden adoptar ── y nuevamente la risita de la niña ──. Pueden partir con esa mocosa.

── Me llamó Maxine, no mocosa ── murmuró la niña.

── Que lindo nombre tienes.

── Gracias, Taranis.

Ella lo conocía, pero él ni siquiera sabía quién era esa niña.

Maxine O'Flaherty era una estudiante de primer año que había sido a Hufflepuff y era una aficionada al Quidditch al igual que Oliver Wood.

── ¿Viste? Se lleva bien con los niños, deberían casarse.

── Cierra la boca Oliver.

HELP LINE, percy weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora