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Desde muy pequeño su padre lo enseñó a matar, dándole su primera pistola a la edad de 12, con la cual arrebató muchas vidas. Pero aunque su padre fuera y hubiera criado un monstruo igual a él, no solo le enseñó a matar, también le enseñó sobre el amor, más específicamente las almas gemelas. Al principio South pensaba que era cursi, pero no podía evitar sonreír al ver como aquel hombre de frío corazón hablaba de su esposa, la madre de South, con tanto cariño y amor que sentía que se ahogaría en cualquier momento. South no sabía nada de su madre ya que esta falleció semanas después de que el hubiera nacido, pero le encantaba escuchar las historias de su viejo, cómo describía a ala mujer.
Una mujer realmente alta, South piensa que eso lo heredó de ella ya que el viejo era un enano. De ojos rojos y cabello rubio ceniza, piel morena, fuerte, trabajadora, una mujer que no tenía miedo a decir lo que pensaba. Pero eso fue lo que la mató. Sus padres eran realmente adinerados, buscando poder, dinero y más poder. Ella tenía que haberse casado con un hombre de gran fortuna 20 años mayor que ella, pero ella, en el día de la boda escapó y se casó con el hombre con el que se había enamorado, que aunque esté no tuviera mucho dinero, ella lo amaba mucho. Años después el cerdo con el que tenía que casarse al enterarse de que escapó a Japón junto con su esposo e hijo en camino, la rastreó y la mató a las dos semanas de haber parido.
En estos momentos el adolescente de 16 años sonreía adolorido mientras recordaba las fotografías que su viejo solía enseñarle de su madre junto con el, fotos de la cara de su madre cuando el nació, fotos de su boda. Carcajeó un poco, al menos el viejo ya estaba con su esposa, pues este había muerto por cáncer .
Su mano se encargaba de presionar la herida sangrante en su costado. Pues lo habían apuñalado mientras estaba peleando, claro que le partió la cara al tipo pero de que lo apuñaló lo apuñaló.
—Disculpa, te encuentras bien?— una voz levemente grave le habló, miró arriba y se encontró con unos ojos azules realmente relajantes, pero eso era lo único que podía ver, pues estaba oscuro en el callejón y su vista estaba borrosa de la pérdida de sangre.
—púdrete— respondió mientras le enseñaba el dedo del medio al tipo.
—No se ve muy profundo, podría coser tu herida— la voz dijo amablemente
—...— South no respondió y simplemente se desmayó mientras sentía como alguien lo cargaba con dificultad.
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