1. JUEGO DE INTERROGACIÓN

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Al despertar lucho por mantener los ojos abiertos, la tenue luz del sol entra por la ventana molestándome un poco, como puedo me levanto de una cama extraña, en un cuarto extraño, no tengo ni la menor idea de qué hago aquí o qué es este lugar. Examino mis alrededores y todo parece estar tranquilo, no hay nadie excepto yo y unos muy refinados muebles, las paredes están pintadas de un gris azulado, el piso blanco perfectamente limpio, una pantalla plana  y una mesa de noche de madera algo rojiza con una lámpara muy elegante; ¿Estoy en un hotel?

Huelo comida, también hay un fino olor a café en el ambiente.

Pero por más bien que huela todo, el apetito no es algo que me acompañe en este momento, de hecho; tengo un poco de náuseas y mareos. En mi cabeza sigue rodando el trágico recuerdo de ayer; mi hermano mayor Dorian y yo salimos apresurados al patio ya que mi padrastro empezó a golpear a mi madre como casi siempre lo hacía, así que preferimos congelarnos de frío a tener que escuchar todo lo que pasaba allí adentro, unos tres minutos después Dorian me sacó de mi pasmo con lo siguiente:

–Deberíamos huir.
–¿Qué?
–Ya me oíste, este es el momento perfecto, él está ocupado y nosotros ya estamos afuera, si nos quedamos aquí más tiempo vendrá por nosotros.
–Pero si escapamos de todos modos vendrá por nosotros.
–Para eso ya habríamos tenido mucha ventaja al correr.

Tomó mi mano y corrió apresurado, yo intentaba llevarle el paso pero él era más grande que yo, así que corrí lo más rápido que pude hasta que algo nos paró en seco; el sonido estruendoso de un disparo resonó en mi cabeza, y como si lo estuviera viviendo otra vez en carne propia, sentí miedo en todos los rincones del cuerpo. Mi cabeza giró hacia Dorian y pude ver en su rostro la expresión más traumatizante de toda mi vida, su cara estaba cubierta con un ligero rocío de sudor, ojos abiertos como platos y la boca entreabierta con una respiración temblorosa. Cayó al suelo y poco a poco la nieve debajo de él se empezó a tornar roja, se le fueron poniendo los ojos más vidriosos y con desesperación tomó mi cara entre sus manos y me dijo con una voz quebradiza:

Tienes que huir Hunter.
–¡No! No te voy a dejar aquí.
–Escucha, no dejaré que se te acerque, tienes que hacer lo que yo te diga.
–Por favor Dorian ven conmigo, no sobreviviré sin tí.
Yo sé que sí lo lograrás, pero tienes que hacer exactamente lo que yo te diga, tienes que correr lo más rápido que puedas siguiendo la autopista hasta bajar de la montaña, allí encontrarás un pueblo donde podrás pedir ayuda.
–¿Y podré venir a buscarte luego?
–Mi ángel, no te preocupes por mí, yo iré a buscarte, pero por ahora tienes que huir ¡Vete! ¡Corre Hunter!

Y así lo hice, corrí hasta que los pulmones me ardieron, hasta que la nieve bajo mis pies paralizaba mi andar. Ese monstruo le disparó a mi hermano; no puedo acusarlo de nada porque no tengo pruebas contundentes para probar su culpabilidad, aunque las cicatrices estén plasmadas en mi piel y en mi alma, eso no bastará.

Tengo que ser lo suficientemente astuta si quiero regresar por mi hermano, aunque la verdad, con todo el dolor de mi corazón, no creo que siga con vida; la incertidumbre me atormenta, no puedo parar de preguntarme si él estará bien o si ya no está en este mundo, es muy abrumador para mí, pero no puedo hacer mucho, ese bastardo tiene contactos, Dorian me dijo una vez que este tipo estuvo en el ejército, en la misma base que nuestro padre biológico, y que allí conoció a muchas personas con mucho poder, pero lo echaron debido a una baja deshonrosa por haber robado armas y haberlas vendido en el mercado negro, también por haber robado y conducido ebrio un Jeep; ese imbécil no tiene remedio. Si logro meterlo a la cárcel, estará libre en menos de una semana, pero eso ya lo resolveré luego, ahora tengo que averiguar en dónde estoy.

Balas De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora