1.-🐟Fishing

167 23 8
                                    

― ¡Ay, ay por favor ya suéltenos, Señor! ― Rogaba con todas sus fuerzas el niño peli cenizo.

El hombre de cabello oscuro alborotado gruñó.

― ¿Son malos? ― Pidió la pequeña niña de cabello plateado aferrándose a la pierna del mayor, en un gesto de duda y nervios.

― No me interesa lo que sean ― Murmuró y después se volvió a los otros dos sin dejar de mostrar lo molesto que estaba. ― ¿Acaso no saben leer? No vuelvan a invadir así las casas de los demás ¿oyeron? ―

Un peli blanco zarandeaba la red tratando de liberarse. ― Sí, sí lo que sea... ¡déjenos ir! ―

― Y tú Noelle ― La niña se aferró más a su pierna, sintiendo que el regaño se aproximaba. ― Ya te he dicho que no te alejes demasiado, debes obedecer ¿está claro? ―

La mirada rosada se volvió brillosa y formó un puchero.

― ¡Hey, no la regañe! ― Exclamó el cenizo haciendo un esfuerzo por enderezarse entre esa red y mirarlos a ambos. ― Ha sido mi culpa... me caí al lago y ella me salvó ―

La mirada del mayor quedó en blanco. ― ¿Qué carajos haces en un lago sí no sabes nadar? ―

― Así de idiota es mi hermano Asta, pero por favor perdone su vida ― Anunció el otro chiquillo.

― ¡Hey, no me molestes Liebe! ―

― Es la verdad y ya no digas nada tonto ―

Noelle soltó una risita viendo a esos dos discutir y darse empujones.

El hombre la miró y después miró a ese par. Suspiró sonoramente sintiéndose derrotado. ― Que no ocurra de nuevo, ¿quedó claro? ― Pidió palpando la cabeza plateada.

La niña sonrió y asintió un poco más animada. Después observó cómo caminaba por la arena para liberar a los hermanos. Ella lo siguió lentamente por detrás.

― Gracias Señor ― Comentó el oji rubí sacudiéndose sus ropas.

― Es Capitán Yami Sukehiro, para ti mocoso ― Y lo agarró de la cabeza elevándolo unos centímetros.

― ¡Ay, ay! ―

El otro aún estaba sentado en la arena.

Se supone que habían venido de visita con sus padrinos, Fanzell y Domina y decidieron escaparse un rato para pescar algo en el lago más cercano. Pero todo cambió cuando la cuerda lo jaló al agua y él no sabía nadar, Liebe intentó salvarlo y una cosa llevó a la otra terminando en todo ese embrollo con aquel fornido pescador.

Sonrió ante la escena del maltrato hacia su hermano mayor y después desvió la vista a la niña que escondida tras el adulto intentaba no soltar una carcajada también.

Sus mejillas se colorearon ligeramente y una emoción invadió su pequeño pecho. Tenía un cabello muy bonito y sus ojos eran enormes y rosas.

Pero había un detalle que lo mantenía ligeramente confundido.

― ¡Eres una sirena! ― Exclamó señalándola, recordando la cola de pez que tenía momentos atrás cuando se lanzó al agua a salvarlo.

Ante aquella exclamación, Noelle volvió a esconderse, sujetando el pantalón del peli negro.

Una mano pesada cayó sobre sus cabellos cenizos.

― ¡Ow, ow! ― Exclamó con dolor.

― Lo que vieron aquí... no lo van a volver a repetir ¿quedó claro mocoso? ― Ordenó bajando el rostro a la altura del menor para intimidarlo.

El niño pasó saliva. ― Pero... es que... ―

Yami lo zarandeó un par de veces. ― Fui muy claro ¿no? ― Lo soltó de golpe. ― Sí vuelvo a ver sus caras por aquí, los encontraré y los haré papilla ― Advirtió, volviendo su mano un puño y golpeó su otra palma, demostrando que aplastaba algo.

El oji verde frunció el ceño. ― ¡No creo que nos encuentre! ― Se puso de pie. ― ¡Ni siquiera somos de aquí! ―

― Eh.... Tonto... mejor ya déjalo así ― Intentó intervenir Liebe.

Yami alzó una ceja. ― Ah interesante.... ¿y de dónde son entonces? ―

― ¡Del Trébol! ―

El peli blanco dio un grito de frustración. ― ¿Por qué mamá? ¿Por qué me mandaste con él? ― Pidió alzando sus manos al cielo en búsqueda de respuestas.

Viendo que lo arruinó, Asta se tapó la boca. ― Lo siento... ¡No dije nada! ―

Liebe enfurecido corrió a él y empezó a zarandearlo de la playera. ― ¡No puedo contigo idiota! ¡Mira nada más lo que hiciste! ―

Finalmente, Noelle dejó salir una carcajada, de verdad estaba divertida con aquella situación. Además nunca había tenido oportunidad de interactuar con más personas y esto le parecía muy entretenido.

Yami suspiró sonoramente.

― Vaya, mierda...― Murmuró para sí, rendido ante la situación.

Tal parece que ya no podría deshacerse de esos dos.

Verde & Rosa|AstelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora