Se queda quieto, como un niño en la plaza al que se le ha parado a un lado una paloma y sabe que si se mueve, el ave saldrá volando. Le rodea la cintura un brazo delgado, le hace cosquillas el cabello negro bajo la nariz y SungHoon se muerde los labios para no estornudar y asustar a la paloma.
Riki se acomoda sobre su pecho, los ojos cerrados, la nariz arrugada y los labios abiertos. SungHoon le besa la sien, le besa la frente húmeda y se descubre una pierna sobre las sabanas, porque el calor ya es sofocante. Pero no se mueve, para no despertar al pintor, para seguirle besando los párpados, para recorrer con la punta de su nariz la mejilla y jugar a parpadear sobre sus pestañas.
Es medio día afuera, pero en el estudio es de noche mientras el pintor duerma, mientras SungHoon lo cuide celosamente contra su pecho y su corazón palpite al mismo ritmo, como queriendo decirle algo en solemne secreto. París se dibuja en la oscuridad de un estudio en medio de Seúl, mientras con los ojos cerrados y los dedos sobre la espalda de Riki, SungHoon da bosquejos mentales de Beatriz en medio de la Ruede Lambords.
La dulce presión de unos labios tibios sobre los suyos le hacen abrir los ojos, regresar cómo un ancla del océano de los pensamientos y el limbo del sueño. Riki lo recibe con los ojos abiertos, brillantes y llenos de un marrón profundo que a SungHoon le saben a cafeína, la única que quiere conocer.
ㅡBuenos días. ㅡjuega con sus narices, le recorre con los dedos el pecho desnudo.
ㅡBuenos días, ¿vas al café hoy?
El pelinegro parpadea varias veces, mira al caballete donde descansa su obra en proceso cubierta de una sábana blanca y asienteㅡMhm.
ㅡ¿Puedo pasar por ti? Quiero que leas algo...
Entusiasmado y con un brillo nuevo en la mirada, Riki asiente y se levanta sobre sus rodillas. SungHoon se ríe, tomando sus manos para abrazarlo de nuevo, tan fuerte que se lleve sus latidos hasta que sea la hora de verse de nuevo en el café.
( ! )
ㅡGatos. ㅡmurmura, su vista al techo, asomado desde la ventana.
SungHoon sube por las escaleras de incendio a un costado del edificio, una varita de madera entre sus dientes y las manos en los bolsillosㅡ¿Y ahora que te hicieron los pobres, HeeSeung?
ㅡQue vienen, se cagan y me ensucian. Eso hacen.
A media sonrisa, SungHoon se sienta al filo del descanso, mirando así de frente a su amigo y vecino en la ventana de la derechaㅡYa te dije que no es su culpa, es su naturaleza vagar.
ㅡPues serás uno de esos, tintero. ㅡHeeSeung se recarga en el filo de la ventana, con los brazos cruzadosㅡ¿Te fuiste de madrugada?
ㅡAsí es.
ㅡLo sabía, Jay me debe dinero.
SungHoon se ríe, sus talones juntosㅡ¿Apostaron que salía de madrugada?
ㅡApostamos que salías, para variar. ㅡbuscando dentro de sus bolsillos traseros, HeeSeung se tantea hasta encontrar el encendedor.
ㅡTengo amigos tan buenos...
ㅡY que lo digas. ㅡexhala la primer calada de su cigarrillo, llevando la cajetilla a su bolsilloㅡSomos magníficos.
ㅡYa... ㅡse pone de pie, se sacude los jeans y baja, escalones hacia su ventanaㅡ¿Hay reunión hoy?
HeeSeung sacude su colilla a propósito sobre el cabello del peligrisㅡComo todos los jueves y que no falte el whisky.
ㅡ¡Salud! ㅡse escucha desde el segundo piso a Jay, asomado por la ventana.
ㅡ¡La maceta, imbécil! ㅡHeeSeung, inclinado contra la suya cuando SungHoon pisa el alambre que sostiene una de las macetas de la casera.
Estampa contra el suelo y los inquilinos atinan a meterse por sus ventanas, incluso SungHoon quien empuja hacia adentro su cuerpo, huyendo de los gritos de Ruth por tirar una de sus flores.
( ! )
Michael Bubble ameniza la reunión, mientras HeeSeung se enciende un puro y Jay busca entre los vinilos algo más digno para su sombría reunión artística que "let it snow".
SungHoon, enfrascado en su computadora, teclea todo lo que tiene atorado en la garganta y fluye por sus dedos, mientras los latidos acompasados de Riki en su pecho le dictan el ritmo. Un vaso de whisky a su lado, que le tiene que durar la reunión entera y sobrar, porque Jay tiene fama y se la ha ganado a pulso, ciertamente.
ㅡSalir a caminar de madrugada, no te da la inspiración que tienes, tintero. ㅡHeeSeung le sopla el humo a propósito, para llamar su atención. SungHoon se sacude con molestia, sin despegar la vista de su computadoraㅡMentiras, puras mentiras.
ㅡDéjalo en paz, HeeSeung... ㅡa media sonrisa, Jay encuentra el vinilo perfecto para su tardeㅡDeberías tomar tu guitarra y salir con SungHoon cuando le da por sentirse un vago.
ㅡ¿Tú que sabes de música? Eres un crío.
ㅡLo mismo que tu de fotografía. ㅡJay se encoge de hombros, juguetónㅡApuesto que si te doy una de mis cámaras, no sabes ni en dónde está el lente.
Antes de que HeeSeung refute algo al menor, SungHoon cierra la computadora y se estira, tronando su cuello, hombros, manos y espalda, sentado en el suelo de la pequeña habitación de Jay.
ㅡSeñores, habemus libro.
Ambos saltan de sus respectivos lugares, HeeSeung desde el sillón y Jay desde a lado del tocadiscos, para plantarse frente al escritor y escuchar a detalle, cada aspecto de su nueva obra.
ㅡ¡Hombre, pero eso es de novela juvenil!
ㅡCállate, déjalo seguir.
SungHoon se ríe, francamente contento y niega con la cabezaㅡPues, un poco, si...
ㅡQue no te amargue, mejor, cuéntanos ¿cómo es él?
SungHoon suspira, largo y fuerte, con los ojos al techo y el atardecer reflejado en la botella de whisky sobre el taburete.
ㅡÉl... Tiene chocolate en los ojos.
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chocolate flavor brushstrokes, hoonki.
Fanfiction❝ las últimas páginas de un libro no significan el final, porque después de todo... el epílogo puede ser sólo el comienzo ❞ ── fluff, romance. adaptación, original por ©Byun-Bacoon.