Por primera vez en muchos, muchos meses, Riki observa desde su asiento en total silencio la escena que se desarrolla frente a él, sin el propósito de dibujarla.
Nunca había visto a Jake sonrojado, no en todos los años que lleva de conocerlo. Resulta que tiene una costumbre nerviosa de jugar con sus dedos y sonríe mucho, pero cabizbajo, cuando ese muchacho de cabello rojo le sonríe también.
Al pintor le sobran ganas de tomar una fotografía, en su siempre fiel polaroid a la que recurre cuando quiere llevarse la idea a casa y desarrollar un trabajo más extenso, más meticuloso. La taza a medio beber de americano descansa sobre el platito de porcelana en la mesa, todavía caliente.
Han pasado dos meses desde la primera vez que SungHoon leyó algo para él, un poquito de lo que pretendía ser, en ese entonces, el prólogo de su primer novela en forma.
Todavía recuerda como se sentaron en la escalera de incendios a ver el sol teñirse de estrellas, mientras el escritor le leía, con calma y tacto, pintando París sobre el cielo, dibujando a un músico que le disgustan los gatos y un fotógrafo que sabe donde comprar whisky barato. Riki se rió de las maldiciones de Marie y sus rollos sin polvos de hornear y se asomó al suelo, tres pisos abajo, donde todavía había rastro de una maceta rota.
ㅡ¿Por qué París? ㅡpreguntó de repente, sus manos entre el cabello gris, ambos sobre una alfombra blanca en medio del estudio.
ㅡEs la ciudad de los artistas, del amor...
ㅡDe los gatos. ㅡrieron, con ganas y sin prisa.
Un mes en el que han dormido separados veintidós de esas treinta y un noches, una porque a SungHoon le dio un resfriado memorable y "me ves enfermo y se te acaba el encanto", en el que la señora Ruth los calló más de una vez porque hacían demasiado ruido tarde por la madrugada, riéndose a carcajadas de las historias de HeeSeung y sus conquistas fallidas en la plaza. Una noche, en la que SungHoon dormía sobre el hombro de Riki, recortados en el sofá cama desgastado y anaranjado del escritor quien cayó rendido ante la noche, Riki y su insomnio se dedicaron a mirarlo dormir, respirar en calma y velar su sueño.
La novena noche en la que durmieron en el estudio, fue la primera vez que Riki vio despertar a SungHoon con un terror insoportable, producto de un mal sueño.
ㅡA veces... Pasa... ㅡle susurró el peligris con el pecho agitado, todavía su mejilla contra el corazón de Riki quien lo abrazaba con fuerza.
ㅡYa no, ya no sucederá, lo prometo...
Y pasó otras cuatro veces, siempre Riki abrazando al mayor, susurrandole que todo estaba bien, que estaba a salvo.
La primera vez que SungHoon vivió una crisis a lado del pintor, fue un sábado en el que después de trabajar, el pelinegro apagó su teléfono y se metió bajo las sabanas a llorar y temblar de impotencia. El frágil corazón de un artista enamorado que fue pisoteado, bien conocía SungHoon el sentimiento y bastó solamente entrar al estudio en horas de visita normales pero insanas para Riki, para que se diera cuenta sin preguntar de lo que había sucedido.
Le contó una historia, sobre un pequeño príncipe encerrado en una torre que justamente el día que pensaba lanzarse sin preguntar, encontró su mirada con la de un plebeyo que siempre estuvo abajo resguardando.
Tiempo en el que aprendieron a endulzar la taza del otro, compartiendo taburete en la mesa número tres de Honey Tea, con un americano y un chocolate caliente mientras la noche llegaba y era hora de tomar camino a la pensión o al estudio.
ㅡJake de verdad está encantado, ¿no? ㅡSungHoon le sonríe, mirando de lado hacia la barraㅡNi siquiera me vio entrar.
ㅡJamás lo vi así antes. ㅡRiki bebe, su mirada fija en el mayorㅡAy, lo siento... ㅡdeja la taza en la mesa, se cubre los labios dispuesto a limpiarse pero el contrario lo toma y niegaㅡPero te voy a saber a café...
ㅡNo importa. ㅡune sus labios, suave, sintiendo el amargo en Riki y disfrutando del único café que toleraㅡEn ti, me fascina...
Tiempo, es lo que le hace falta al mundo para funcionar como debería. Tiempo, es lo que atormenta sus frágiles mentes, tiempo es el que se consume en sus corazones donde no saben si vivirán por siempre y tiempo, tiempo es su peor enemigo. Días, noches, tardes. El sol amanece, Riki se va a dormir, se esconde y es hora de despertar.
Porque ahí dentro, en su mente, en su corazón, en su mundo de cabeza, ahí dentro es de día.
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chocolate flavor brushstrokes, hoonki.
Fanfiction❝ las últimas páginas de un libro no significan el final, porque después de todo... el epílogo puede ser sólo el comienzo ❞ ── fluff, romance. adaptación, original por ©Byun-Bacoon.