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Jennie se sentía una idiota.

—Jendukie.

Más aún cuando Roseanne se volvía una pulga necesitada de cariño, desde el instante que dejó de ser cursi.

Pero fingía estar bien y colocaba su mejor sonrisa, porque si se trataba de Park Roseanne, Jennie sería capaz de sonreír aún en el día más gris de su vida.

—¿Qué sucede?

—Quiero preguntarte algo —pidió, mientras apoyaba su cabeza en el hombro de la mayor— ¿Por qué tan de repente dejaste de ser cursi?

—Tú querías eso —contestó directamente— ¿O no?

El silencio de Roseanne fue un poco largo.

La menor no podía negar que extrañaba los halagos de Jennie, ésta había dejado de ser así hacía ya cuatro días.

Ya no la miraba con adoración, ya no le decía sus frases tan lindas que siempre sacaba de un libro que leía antes de dormir o en la misma mañana antes de irse a la escuela. Ya no la hacía sonrojar, ya no le decía con todas las letras del abecedario lo loca y embobada que estaba por ella. Jennie había dejado hacer eso desde el día en la biblioteca.

Y no negaba que se veía hermosa con su nuevo estilo, pero ya no era lo mismo, sentía a Jennie más y más alejada de ella. Como si ya no tuvieran esa pequeña sensación que compartían cuando se miraban al menos por dos segundos y sonreían a causa de la otra.

—Bueno... —rascó su cabeza— Es extraño igual no oírte decir cosas lindas. Hace días que no te escucho decir algo así.

—Es mejor para ti —Jennie acarició su mano— Me dijiste que para enamorarte tenía que dejar de ser una chica cursi... Es lo que estoy haciendo ahora.

Roseanne tragó dolorosamente.

Mierda, ella no quería eso, pero por estúpida y orgullosa le dijo siempre que sí e hizo caso a todas sus inseguridades que le decían; "No vas a poder darle a Jennie lo que se merece".

Porque se creó una pared falsa de inseguridades que la hacían ser una chica con expectativas infinitas e inalcanzables.

—No lo quería totalmente... —murmuró en un hilo de voz— Supongo que está bien...

"No lo está, Roseanne. Jamás lo ha estado". Su subconsciente la regañó.

—Sí, también creó lo mismo —odiaba tanto sentir a Jennie como una persona que ya no tenía interés en ella.

—Jen.

—¿Mmh?

—Yo... ¿Yo te sigo gustando? —preguntó atemorizada por su respuesta.

El silencio le rompió un poco el corazón y que Jennie besara sus nudillos también le dolió.

—Sí, aún me sigues gustando.

Esperó por esa frase cursi, pero nunca llegó.

Simplemente se acomodó mejor en el hombro contrario con un sentimiento culpable en su interior.

—¿Puedes cantar algo? —pidió Roseanne.

—¿Cantar? Pero es cursi, Rosie. Siempre me has dicho que es cursi cantarle a alguien.

—Solo hazlo... No me importa que tan cursi sea —insistió— Me gusta tu voz.

—Uhh... —Jennie soltó una risa— ¿Qué quieres que cante?

—La última canción que escuchaste hoy.

—Mmh, de acuerdo —soltó un suspiró, antes de iniciar.

Jennie tenía una voz que a los oídos de Roseanne, eran una entrada al cielo. Nunca se cansaría de oír a Jen cantar porque pudo haber dicho que era cursi, pero como amaba oírla.

—'Cause the window... opened one time with you and me, Now my forever's falling down... Wondering if you'd want me now? —Roseanne cerró sus ojos automáticamente— How could I know? One day I'd wake up felling more... But I had already reached the shore... Guess we were ships in the night, night, night...

El tarareo de Jennie hacía que Roseanne se sintiera completamente tranquila, sin preocupaciones o sin ser una insegura completamente confundida.

Estar con Jennie siempre le trajo seguridad, solo que era muy boba para darse cuenta.

We were ships in the night, night, night...

Sonrió cuando la voz de la mayor dejó de sonar.

—Me gusta tu voz.

Jennie se sonrojó.

—N-No es linda...

—Lo es.

—Roseanne —la llamó.

—¿Mmh?

—Va a terminar el último semestre y sabes que la escuela hace esa feria de celebración todos los años —Roseanne asintió sobre su hombro— ¿Me dejarías invitarte?

—¿Invitarme?

—Ten una cita conmigo ese día —pidió— Antes de que pienses que sigo siendo una maldita cursi.

—¿Una cita? —Jen tragó en seco— Mmh... De acuerdo, acepto.

—¿De verdad?

—De todas formas no iría con alguien más —se encogió de hombros— Aunque me gustaría ir contigo. Me gusta pasar tiempo a tu lado.

—¿T-Te gusta eso?

—Me gusta eso, y muchas cosas más de ti.

Jennie sintió su corazón saltar con emoción y amor.

𝑪𝒖𝒓𝒔𝒊 - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora