うの

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Min YoonGi era un joven de 24 años, quien vivía sólo en su departamento en Seúl, hombre de negocios en una empresa de productos de moda tanto masculina como femenina. 

Desde pequeño, tuvo el sueño de ser un gran modelo de buen físico y así poder casarse con una bonita mujer y tener hijos con la misma. Ese sueño lo mantuvo por un largo tiempo, cuando a la edad de 17 años, teniendo piel tersa, cabello sedoso, y midiendo 1.80, acompañado de sus progenitores, fueron a una entrevista de modelaje, hablaron con el dueño de la empresa — la misma en la que actualmente trabajaba —, éste siendo sincero con los mayores, admitiendo que su hijo tenía un muy buen físico y era apuesto, pero que los accesorios varoniles no se amoldaban a su cuerpo. Sus padres se sintieron decepcionados al oír eso y él se había ilusionado demasiado por cumplir esa fantasía. Años después, volvió al lugar esperando tener otra oportunidad, el mismo hombre con el que había hablado hacía dos años atrás, ésta vez con una apariencia de adulto mayor debido a algunas arrugas asomándose por debajo de sus párpados y varias canas, volvió a rechazarlo, aunque le había ofrecido hacer un trato, que podría trabajar como secretario en la empresa, eso lo convenció lo suficiente como para rápidamente aceptar y firmar unos papeles, cerrando el contrato que inesperadamente hicieron.

A los 21 ya tenía un puesto medio, con oficina propia al lado de la de su supervisor.

A los 22 se encontraba en el mayor puesto, convirtiéndose en un gran empresario. Ese mismo año, el dueño falleció por un cáncer de pulmones.

A los 23 tuvo varios secretarios, cada uno de ellos siendo despedidos, o simplemente alguna que otra muchacha no podía trabajar más allí por acostarse con él. Nunca mantenía por un año a un secretario, siempre al siguiente mes eran despedidos o renunciaban, cansados del trabajo, queriendo vivir una vida tranquila con su familia, o simplemente se cansaban de él, ya que era muy estricto si se hablaba de negocios.

Y actualmente, buscaba quién pudiera trabajar para él, ya que venía estando muy estresado y necesitaba de una mano para poder continuar con su trabajo.

De golpe, entra su mejor amigo, HoSeok, quien viene cantando casi a los gritos Only Love Can Hurt Like This. El pálido le miró con desagrado, ya que el antes mencionado desentonaba en los tonos altos.

— ¡Ya cállate! Cantas asqueroso — se sinceró, tapándose los oídos — Andá a una clase de canto o algo, no sé, pero me quedé sordo por tu jodida culpa.

— ¿Vas a llorar por mi melodiosa voz? ¡Ay, Yoonie, qué lindo! — bromeó, haciendo un gesto de querer abrazarlo, pero inmediatamente el apodado ridículamente lo empujó.

— Guárdate tus momentos de joto, boludo, no vaya a ser que se me pegue lo rarito —.

— Yoonie, todos sabemos que sos gay.

— ¡Qué no soy un jodido puto! Dejá de joder con eso, me gustan las mujeres. — tartamudeó.

— Oh... Pero eso que te encantaba que te nalgueara... — sonrió con picardía.

— ¡Eso pasó a los 15, eramos unos pubertos! ¡Ya basta, voy a vomitar! Qué asco sos, HoSeok — gritó histérico, mientras que el rubio soltaba estruendosas carcajadas que retumbaban por toda la habitación.

— Ya sé, pero así me querés... — intimidó, acercándose de más al pálido, notándose de más la diferencia de alturas entre ambos, ya que HoSeok era cinco centímetros más alto.

— ¡Joder, ya! ¡Largo de mi oficina con tus homosexualidades! — empujó al rubio fuera de la oficina, dispuesto a cerrarle la puerta en la cara, de no ser por éste que puso su pie interponiendo la acción de YoonGi.

— Amigo, es bastante obvio que solo estoy jodiendo, no soy homosexual, claramente.

— No sé, a veces no pienso lo mismo.

— No, no lo soy. Pero... Deberías dejar de lado la homofobia, los homosexuales no son bichos raros, siguen siendo personas.

— Me chupa, ahora, largo de mi oficina, tengo cosas pendientes por hacer — interrumpió.

— ¡Oh, cierto! A lo que venía, varias personas han venido con el fin de querer trabajar como tu secretario. Y uno de ellos, está más que interesado en el trabajo, podrías entrevistarlo, puede que sea bueno en esto. — comentó dejando unos archivos sobre el escritorio.

— Está bien, gracias, HoSeok. Dime su nombre.

— Es Kim TaeHyung, tiene 23 años. Me dio una placa para entregártela, me dijo que ahí tenés su número por si querés que trabaje para vos. — el pálido tomó entre sus manos la placa que estiraba el rubio en su dirección, era blanca y con una letra cursiva perfecta donde se reflejaba el nombre en tonos dorados Kim TaeHyung , debajo de éste se encontraba su número con la dirección de su departamento.

Demasiado minimalista — pensó — Además, ¿Para qué la dirección donde vive?

Sin necesidad de pensarlo tanto, le pidió a HoSeok que se retirara de su oficina,  y así mismo lo hizo. Seguramente en unas horas entrevistaría a ese tal Kim TaeHyung.

Habían muchas cosas por procesar.

seven minutes of pleasure | tg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora