tercera carta.

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Querida Adelice,

Los copos de nieve ya no tienen sentido

ni las mantas que abrigaban nuestros cuerpos (cuando aún estabas conmigo)

ni los ángeles sobre la fría nieve de invierno

ni los cafés calientes por la mañana.

Ya nada tiene sentido para mí.

[Por eso te necesito aquí.]

Ojalá quisieras volver,

Marcus.

Primer invierno sin AdeliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora