esta es mi venganza katsuki

capitulo 12

-(capitulo 12)-
-(la mama de momo)-
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izuku estaba tirado en un charco de sangre

izuku:¿donde estoy?

¿dónde estamos?

izuku:¿quien soy?

¿quienes somos?

izuku:¿que soy..?

¿que somos?

una Gran cantidad de ojos empezarían a aparecer
todos miraban directamente a izuku el cual empezaría a sudar mientras que su cuerpo temblada

estaba por gritar pero se despertaría notando que todo habia sido un sueño

izuku:¿que mierda fue eso?

izuku se levantaría y agarraria un libro,y se pondría a leer viendo nuevas artes marciales que aprender

el ayer se dio cuenta de algo muy malo y es que jamás había entrenado su velocidad o reflejo

siempre estuvo entrando su fuerza y aveces entrenaba su resistencia

hoy tenía que entrenar como nunca antes lo había hecho hoy tenia que mejorar completamente

izuku:necesito mejorar mi reflejos..
jirou es la persona mas rápida y fuerte que conozco ella va a tener que ayudarme

izuku sonreiria ya que mientras entrenaba también podría sacarle información a jirou

izuku:desde ahora dejaré completamente toda la humanidad que me queda desde ahora ya no sere un humano

los ojos de izuku empezarían a brillar mientras que su sonrisa se volvería cada vez mas y mas macabra

el estaba completamente dispuesto a dejar toda su humanidad con tal de conseguir el poder suficiente como para cumplir su venganza

-(minutos más tarde)-

izuku estaba al frente de jirou ya que ella había aceptado ayudarlo

jirou:esquiva esto

jirou lanzaria un combo de golpes que izuku esquivaria con dificultad

ella no era muy resistente pero sin duda alguna podía decir que recibir uno de sus golpes era una tortura brutal

incluso prefería recibir 3 disparos
sus golpes son como escopetazos

izuku:(maldición cada vez de vuelve mas rápida)

izuku agarraria le daría una patada en la rodilla a jirou haciendo que ella empiece a caer al suelo

pero ella antes de caer lo atraparia y sonreíria mientras que ambos caían al suelo

sus caras estaban muy juntas
sus labios parecían rozarse
podian sentir la respiración del otro