CAPÍTULO 3

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Habían pasado algunos meses desde que Hoseok se había ido a Italia, él se comunicaba casi a diario pero para Yoongi no era lo mismo. En la última llamada el menor le recordó que faltaba poco para terminar el año y le aconsejó que debía ir al bosque a rentar una cabaña como antes, y aúnque Yoongi se negó varias veces Hoseok terminó por convencerlo prometiéndole que ese día harían videollamada para que no se sintiera sólo.

Yoongi trataba de encender la chimenea, pero está se revelaba en su contra. Normalmente cosas como estas incluyendo los aperitivos lo hacía Hoseok y él solo se encargaba de la limpieza, dormir y comer. Se estaba desesperando y el menor no contestaba sus llamadas ni mucho menos sus mensajes.

— Tal vez lo olvidó — dijo soltando un gran suspiro de derrota — No debí venir — se sentó en el sillón frente a la chimenea viendo a la nada. Ya pasaban de las diez y la noche era cada vez más fría por ello optó por subir a su habitación para acostarse y acurrucarse entre las suaves y cálidas cobijas donde durmió cómodamente.

Al día siguiente unos golpeteos en la puerta de la cabaña lo hizo despertar; con pereza se levantó medió dormido, buscando sus pantuflas con los ojos cerrados. Los golpes seguían a lo que Yoongi respondió con un "Ya voy" bajando las escaleras. Al abrir la puerta se llevó una gran sorpresa, no podía creerlo y talló sus ojos para confirmar que verdaderamente era él.

— Hola Yoonie — Su sol había vuelto. Esa sonrisa que tanto extraño estaba ahora justo frente a él.

— Hoseok... — Susurró como si no quisiese que nadie lo escuchará a excepción de ese chico — ¿De verdad eres tú? — preguntó ansioso con los ojos cristalinos.

— Si, soy yo... Tu sol  — respondió aún con esa radiante sonrisa característico de el.

— ¿Por qué has vuelto tan pronto? — dijo confundido pero al mismo tiempo sintiendo felicidad por verlo de nuevo.

— Por qué ya es de día — explicó. Yoongi no comprendía nada y ese sonido golpeando la puerta volvió — Es hora de despertar — el sonido se volvió cada vez más audible y la imagen de Hoseok se desvanecía cada segundo

— Hobi, ¿Qué está pasando? — preguntó con miedo tratando de acercarse al chico

Despierta ahora

Yoongi abrió los ojos, su respiración estaba algo agitada se sentó en la cama y paso sus dedos por sus mejillas estás estaban humedas por las lágrimas que había derramado durante su sueño, un sueño que le pareció tan real por qué aún seguía escuchando esos golpeteos en la puerta de la planta baja.

Bajó para confirmar si no era otro de sus sueños, abrió la puerta y detrás de ella se topó con el dueño de la cabaña que estaba rentando.

— Buenos días — saludo el hombre con una ligera reverencia — Perdón por interrumpir pero anoche no vi salir humo por el canal de la chimenea, así que pensé que se había ido antes

— Es que... N~nosé encenderlo — dijo avergonzado rascando su nuca

— Comprendo, si usted quiere está noche puede llamarme para que venga a ayudarle

— Muchas gracias pero no es necesario ya que me iré más tarde

— Está bien, estaré cerca por si se le ofrece algo

— Gracias que tenga buen día — respondió  inclinando la cabeza para después cerrar la puerta. Justo en ese momento escucho su móvil sonar, caminó hasta la mesita del centro y tomó  el aparato entre sus manos, en la pantalla reflejaba una llamada entrante de Hoseok el cual aceptó.

— Buenos días Yoongi, ¿Dormiste bien? — se escuchó a un alegre Hoseok en la otra línea.

— Si ¿Qué tal tú? — preguntó serio. No es por qué este enojado sinó por qué él le había prometido hablar el día anterior y al no hacerlo se desánimo por completo.

— Yo he dormido bien, aquí es muy bonito así que no me quejo

— Que bien, ¿Por qué no me marcaste ayer?

— A~ah s~obre eso — No sabía que responder, estaba apenado por ello ya que no había cumplido su promesa

— ¿Se te olvidó?

— No, claro que no es que mis prácticas se entendieron hasta tarde por qué había un par de pasos que no me salían y mi maestra no me dió descanso — estaba mintiendo y Yoongi lo sabía por qué estaba hablando demasiado

— Está bien no te preocupes, luego hablamos

— Oh claro a esta hora ya están la brochetas de cerdo, irás para haya ¿Cierto? — dijo emocionado pues como todos los años anteriores era una tradición que para el sengundo día en el bosque comieran brochetas de cerdo en el pequeño puesto cerca de la cabañas.

— No, iré a preparar mis maletas para regresarme a casa

— Pero...

— Cuídate — fue lo último que dijo para terminar con la llamada. Debía aceptar que fue algo grosero con el menor pero en ese momento se sentía deprimido y temía a qué su anciedad empeorara por culpa de la ausencia de Hoseok.

Déjame amarte aunque tú no me correspondas.

𝗡𝗘𝗖𝗘𝗦𝗜𝗧𝗢 𝗔 𝗠𝗜 𝗦𝗢𝗟 [𝐘𝐨𝐨𝐧𝐬𝐞𝐨𝐤] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora