Chapter 2

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Caminaba junto a una desconocida entre las blancas paredes del hospital, mirando todo y a todos en su alrededor, la ¿enfermera? hablaba sobre las instalaciones mientras guiaban un recorrido a este.

Eleanor realmente no prestó atención a casi nada, podía escuchar la voz de la fémina pero por decisión propia decidió no escucharla.

"¿Te agrada este lugar?" preguntó Oda con disgusto, dentro de la cabeza de Eleanor, asustandola, empezando a templar al escuchar su voz.

"No seas tan dramática, cariño" dijo después de soltar una siniestra carcajada que estremeció a la chica.

"E-estamos a-aqui por tu c-culpa" le respondió tartamudeando de lo nerviosa que estaba.

"¿Mi culpa? Maldita perra mentirosa, no estuviéramos aquí si superas cubrir errores" Habló Oda, empezando a molestarse.

Eleanor dejó la conversación cuando vio a la mujer al frente suyo parar con su camino ahora viéndola fijamente, confundida espero que rompiera aquel silencio tan incómodo, al no haber escuchado nada no podía hacerlo ella.

-Aquí terminamos el recorrido, estudió habitación. -le dio la espalda para abrir la puerta.

-El es Erick, el se encargará de tu bien estar. -dicho esto se fue, no sin antes hacer un ademán de despedida

-Es un placer conocerte al fin Eleanor. -la chica solo asintió, dándole una pequeña sonrisa

Erick, parecía ser un chico bastante serio, sin verdadero interés en ella, probablemente tenga unos veintisiete años, sus ojos eran de diferente color cada uno, café y verde, su cabello era un rubio oscuro. La chica tenía ganas de decirle algún cumplido pero parecía no ser el momento.

"Es bueno mintiendo, ni tu madre se alegra por verte" Oda seguía burlándose de la chica.

-¿No hay cámaras aquí? -preguntó la chica después de haber visto excesivamente toda la habitación.

-En la sección media no las hay, no abuses de ese beneficio. -respondió serio Erick.

-Te dejaré sola un rato para que te adaptes, sal cuando estés lista. -dicho eso salió de la habitación, dejándola sola, tal como avisó.

Después de escuchar la puerta cerrarse el silencio lleno la habitación, por unos minutos contempló todo su alrededor otra vez, las blancas paredes, esa perfectamente tendida cama que por cierto tenía una mesa de noche alado.

Un mueble donde guardaría su ropa, alado de eso, un baño. No tardo mucho en entrar, necesitaba conocerlo desde ahora, después de todo viviría ahí un largo tiempo...

Era como un baño normal, ya veía venir eso, cuando iba a salir escucho el grifo abrirse, quedó helada, volvió a sentir miedo.

Rápidamente fue a cerrarla, al levantar la cabeza vio su reflejo gracias al espejo que estaba en frente de ella, vio una figura extraña acercándose a ella lentamente, mostrándose como una versión espeluznante de ella misma.

Con el cabello azabache y unos ojos carmesí, quería huir pero algo no la dejaba, no se podía mover, no podía respirar, unas gotas de sudor caían lentamente de su frente, vio como "esa cosa" quedo a su lado, intentando que voltee.

Y solo ahí pudo moverse, salió del baño y de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella fuertemente, intentaba controlar su agitada respiración, limpio el sudor de su frente he intento calmarse, empezando a caminar por cualquier lado.



(...)
Sin saberlo llegó una sala llena de pacientes acompañados de enfermeras, algunos veían televisión, otros charlaban entre ellos, otros más con la vista en algún punto ciego sin ganas de hablarle a nadie, justo como Eleanor.

Temblando, se sentó en uno de los sofás que estaban ahí, recogiendo las piernas y abrazandolas, pensando en lo que pasó hace una hora.

Una hermosa rubia obviamente menor a ella, talvez de unos dieciocho muy delgada, se sentó a su lado, hicieron contacto visual por unos segundos, Eleanor la miro de arriba abajo, desde su despeinado cabello hasta sus por alguna razón descalzos pies, antes parando en sus profundos y celestes ojos.

-Tus ojos son raros ¿Porque uno es más grande que otro? -dijo la rubia mientras reía

Desde que escucho eso supo que la chica era algo infantil por su burbujeante personalidad y porque no sabía cómo llamar a la pupila, esto le robó una risa.

-Tengo anisocoria por culpa de mi padre. -iba a contar más de lo que pasó pero por señas de una joven enfermera de nombre Juliette no lo hizo, que extraño.

-¿T-tu p-padre? -Eleanor notó su incomodidad, sus ojos se cristalizaron, la chica se quedó mirando el suelo como si estuviera recordando algo, moviendo la pierna muy ansiosa.

Esto hizo que la castaña sintiera tanta curiosidad por.... ¿La chica?, la misma enfermera que hizo la seña se acercó a la rubia preocupada, viendo como temblaba y notando los fuertes escalofríos que tenía.

-¿Cherie? Vamos, estas bien... Respira profundo, mírame. -le dijo con una voz suave, levantando la cabeza de la rubia, acariciando su mejilla...¿cariñosamente? ¿que?

Después de que Cherie pudiera abrir los ojos y Juliette se fuera, se encontró bajo la curiosa mirada de Eleanor.

-Pareces ser la favorita de Juliette.

-Nunca me dijiste tu nombre. -la rubia cambio el tema de una manera radical, solo hizo que la castaña sospechara.

-Eleanor, ¿tu eres? -respondió segundos despues.

-Cherie. -dijo con una gran sonrisa, ignorando lo que pasó hace unos minutos.

La conversación siguió por unas horas, fue una agradable plática para las dos, en tan poco tiempo hicieron buenas migas, descubrió que la chica estaba ahí gracias a un accidente automovilístico causado por su padre, quien fue un abusador durante sus años de vida. Trastorno de estrés postraumático y trastorno la personalidad dependiente era su diagnóstico.

Los ratos que Cherie se iba un extraño chico le hablaba, Vincent, ese era su nombre, tenía un cierto parecido con su ahora amiga, bueno tenía que parecerse ya que era su hermano

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Los ratos que Cherie se iba un extraño chico le hablaba, Vincent, ese era su nombre, tenía un cierto parecido con su ahora amiga, bueno tenía que parecerse ya que era su hermano. Justo igual que Cherie era rubio y ojiazul, el cabello largo era algo más que se parecía, tenía un tatuaje con su nombre bajo su ojo izquierdo, MUY notorio.

Una enfermera fue quien le explicó que Vincent tenía síndrome de corat a causa del mismo accidente, cree que es un muerto viviente y la verdad se ve justo como uno

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Una enfermera fue quien le explicó que Vincent tenía síndrome de corat a causa del mismo accidente, cree que es un muerto viviente y la verdad se ve justo como uno.

Más horas pasaron, Eleanor se sorprendió por no haber escuchado a Oda durante un buen tiempo, ella solía estar molestando siempre. Después de todo le conviene que no hable, estaba un poco asustada de que mate a sus nuevos y únicos amigos.

I'm Going Slightly MadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora