Prologo

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Había un niño sentado frente a una gran mesa llena de diferentes objetos, mismos que no se atrevia a tocar, solo veia hacia el anciano al otro lado de la mesa con la mayor sonrisa que tenía, una que daba a entender el respeto y el cariño que tenía al anciano que giro su mirada al niño.

- ¿No deberías asistir a las Clases de tu Padre? - Pregunto el Anciano mientras dejaba a un lado su libro.

- Aún si estoy ahí no me hace caso, solo se concentra en mis hermanos mayores que mejoran rápidamente - Dijo el niño mientras el anciano reía.

- ¿Y eso que importa? Tu padre tampoco era diestro en la Magia, el se tuvo que ir esforzando todos los días hasta que fue capaz de hacer Magia correctamente a su manera - Dijo el anciano que miro el puchero de su nieto.

- Pues olvidaría eso por que solo ignora mi presencia en las prácticas, incluso el otro día olvido que fue mi cumpleaños - Dijo el niño con tristeza. - El único que llegó fue Shidou... Ni siquiera Oka-san llegó, incluso tu faltaste.

El anciano miró con pena a su nieto, el sabía mejor que nadie lo que significaba quedarse solo. Así que tocó suavemente el cajón a su izquierda, algo que sacó un suspiro antes de decir.

- Se que te falle Issei, pero tu padre no me dejo asistir, todo por complacer a esos caprichosos que tienes como tus hermanos al querer conocer a... - Dijo mientras Issei decía.

- Lo se, aun así me habría gustado que llegaras a tiempo - Dijo el pequeño Issei que bajo la mirada triste.

- Ya se, en compensación te mostraré algo impresionante ¿Que dices? - Dijo con alegría el anciano.

- ¡¿Enserió?! ¡¿Que vas a mostrarme?! - Dijo el pequeño Issei mientras sus ojos de iluminaban.

- ¡Por supuesto! - Dijo el anciano ante la mirada emocionada de su nieto, así que sin dudarlo abrió el cajón a su izquierda antes de hacerle señas al pequeño.

Quién sin pensarlo bajo de su silla y se acercó a su abuelo, quien sacó una caja del cajón antes de cerrarlo. Para luego tomar al chico y sentarlo en una de sus piernas, mientras sostenía la caja frente a él.

- Escucha Issei, en esta caja están todas las dos razones por la que los Hyoudou se volvieron una Familia reconocida en la comunidad entre de Magos - Dijo el anciano con la seriedad que un niño pudiera entender.

- ¿Te refieres al Tesoro Familiar de los Hyoudou? - Pregunto el pequeño Issei mientras su abuelo asentía. - Creí que eso estaba en manos de Oto-San.

- Nah~ - Dijo con una sonrisa el viejo. - Jamás se lo mencione o mostré, esto no puede caer en las manos equivocadas y tu padre les habría dado un uso que no es correcto.

- ¿Entonces por qué me lo muestras? - Pregunto el pequeño Issei.

- Por qué ya soy viejo, no se cuanto me queda en este mundo, así que antes del día que muera te entrego esto Issei, tu serás el Guardian del Tesoro Familiar, ¿Aceptas esta responsabilidad? - Dijo con seriedad mientras el pequeño Issei asentía vigorosamente.

- ¡Si! ¡Cuidare del Tesoro Familiar! ¡No dejaré que nadie lo toque! - Dijo con la mayor seguridad el pequeño Issei.

- Me parece perfecto - Dijo el anciano que abrió la caja para mostrarle que contenia a Issei.- Aunque si algún día necesitas de sus ayuda, no lo dudes y llamalos, van a serte fieles ante toda orden que les des.

- ¿Cumpliran calquier orden que les de? - Pregunto el pequeño Issei.

- Si, es por eso que usalos con sabiduría Issei, promete que lo harás - Dijo con la misma sonrisa amable. - Si demuestras ser digno... Ellas te guiarán hacia aquel verdadero tesoro, uno que yo no pude obtener, pero si eres tu probablemente consigas despertar ambas cosas.

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