Triunfo

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13,000 años atrás

Hace mucho tiempo vivía un hombre que se dice fue corrompido por la maldad, el odio y el resentimiento.

Un hombre que algún día fue un gran orgullo para su gente.

Un hombre que siguió su camino recto en una sola tabla, pero a sus espaldas el miedo por su creciente poder cegó a sus cercanos y una traición borraría la sonrisa y la bondad en el corazón del hombre.

¿Por qué debo sufrir yo, si ellos son los malos?

Aquel hombre cerró su corazón para cualquier criatura; humanos, bestias, inmortales, dioses...

Poco a poco su mente se llenó de pensamientos extraños sobre su vida y sus motivos, ¿por qué le servía a esa familia?

¿Qué sentido tiene tener poder?

¿Por qué lo usan para hacer maldad?

Cuestionó todo con lo que creció, al final, decidió separarse de esa familia y buscar un lugar solo para el.

Una montaña.

Una enorme montaña donde el resentimiento gobernaba cada rincón y sombra, árboles sin el color verde, animales extraños, animales comunes sin emitir algún sonido, un extenso bosque de bambú de color negro con hojas grises.

El hombre vago y vago por años, buscando una respuesta para entender por qué el temible lugar abandonado era así.

Sofocaba su mente con recuerdos tristes, muertes injustas, almas que no podían descansar, deseos de venganza, últimas voluntades. Un ambiente lleno de emociones negativas.

Allí, encontró un lugar muy especial, un cueva oscura con una gran pozo de líquido rojo. Sangre de un Dios Caído.

—Estás solo, pequeño ser.

—Siempre lo he estado.

—Nadie está solo en este mundo, siempre hay alguien que nos espera.

—No hablé de compañía humana o inhumana- La voz se rió en alto.

—Baja de la montaña y quédate durante 13 días y 13 noches, al final de la treceava noche verás lo que te volverá a hacer sentir que es la compañía, pequeño ser.

El hombre negó, no iba a confiar en la voz de esa sangre.

—Confía en el hilo dorado, igual que sus ojos, que une tu dedo meñique con el alma del hombre que ha esperado por ti años y años, década tras década, siglo tras siglo, milenio tras milenio.

—¿Quién esperaría tanto tiempo por mi? No soy un rey que debe ser honrado, un Dios para ser alabado, un humano que debe vivir en un mundo cruel y superar su destino, no soy un híbrido para necesitar sangre y carne... yo no soy nadie.

—Eres alguien para él y por más dolorosa que fuera la despedida... él sigue buscándote. Confía en ese hilo y repara tu destino.

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2023 ⏰

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