No sabía que hora era, había dormido tan bien que su percepción del tiempo se había visto afectada.
La luz del sol detonaba que eran pasadas las 8 de la mañana, sin embargo debía cerciorarse así que sin levantarse de la cama buscó su celular con la mano, sin éxito cabe recalcar pues al no encontrarlo se estiró un poco más callendo al suelo en el acto.
Apenas si se quejó pues seguía algo dormido, sin embargo, cuando intento levantarse su sueño se disipó, de inmediato la duda y la ansiedad se apoderaron de él al sentir un fuerte dolor en la parte baja de su espalda, como pudo se quitó las sábanas que le cubrían y lo que notó lo dejó perplejo, por todo su cuerpo había un sin fin de marcas, mordidas y moretones se repartían por su abdomen y piernas. Con miedo y por instinto de inmediato tocó su nuca, buscando alguna señal de haber sido marcado, agradeciendo a todos los dioses existentes cuando encontró aquel sitio intacto.
Una vez comprobó que su nuca estaba en perfecto estado trato de calmarse, intentando recordar lo que había pasado la noche anterior. Los recuerdos de lo sucedido eran borrosos, sin embargo algo que si recordaba era la cantidad de palabras y sonidos obscenos que salieron de su boca durante su encuentro con aquel desconocido, inundandolo de inmediato de una vergüenza abrumadora.
La sensación entre sus muslos era extraña y nueva, después de todo esa había sido su primera vez, definitivamente no fue como pensó que pasaría.
Seguía perdido en sus pensamientos cuando de la nada el sonido de la regadera lo sacó de sus pensamientos, de inmediato se dio cuenta de que quien estaba bañándose seguro era con quien pasó la noche, así que sin ánimos de cargarse otro problema tomó todas sus cosas y salió de la habitación antes de ser visto.
(...)
Regresó al bar de donde tenía sus últimos recuerdos lúcidos, ahí aun tenían su equipaje, así que dio las gracias y se retiró.
Ya un poco lejos de aquella zona decidió quitarle el modo avión a su celular, éste comenzó a sonar por las notificaciones de mensajes y llamadas perdidas, la mayoría de su pareja y una que otra de gente sin tanta importancia.
El último mensaje le hizo volver a la realidad, debía afrontar la situación lo antes posible.
