Alexander #1

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Alexander Cuellar Castañeda

Desde preescolar recuerdo como la maestra siempre me regañaba, ya que yo solía ser un niño muy travieso, todo el tiempo hacía travesuras, me salía del salón, me la pasaba jugando, no quería hacer los trabajos, molestaba a mis compañeros y hasta a la misma maestra. Ella se la pasaba hablando con mis padres, diciéndoles que tenían que ponerme más atención porque mi comportamiento no era normal. Ellos también hablaban conmigo, pero es que por más que me decían que no me comportara así, la verdad era algo que no podía evitar.

La maestra nos puso a realizar un trabajo, que consistía en pegar bolitas de papel en un dibujo que ella nos dio, el cual era de letras. Estaba sentado en una mesa junto con más niños. El niño que estaba a mi lado, pidió permiso para ir al baño, a lo que la maestra le dijo que sí. Cuando se fue, yo tomé el pegamento liquido que él estaba utilizando, sonreí y lo vacié casi todo sobre su trabajo.

—Maestra, Alexander está haciendo algo malo —dijo una niña que estaba enfrente de mí.

—¿Que pasó, Wendy? —se levantó de su lugar, caminó a nuestra mesa y miró lo que había hecho—. ¿Por qué hiciste eso, Alexander? —me miró.

—Se cayó —me encogí de hombros.

—Alexander, sabes que las mentiras son malas, dime la verdad, ¿por qué le hiciste eso al trabajo de tu compañero?

—Porque sí.

—Alexander...

No pudo seguir hablando porque el niño que había salido al baño, entró al salón, fue a su lugar, miró su dibujo lleno de pegamento y se soltó a llorar.

—Voy a tener qué decirle esto a tus papás, Alexander.

—No me importa.

La maestra trató de calmar al niño que estaba llorando, le dio una paleta y un dibujo nuevo, y a mí me mandó a sentarme a otro lugar, lejos de los otros niños.

Como una hora después, los papás de los niños fueron llegando y se fueron yendo. Llegaron mis padres y yo corrí para irme con ellos, pero la maestra les dijo que quería hablar con ellos, así que se quedaron por unos minutos más, hasta que casi todos los niños se fueron.

—¿Qué sucede, maestra? —preguntó mi papá.

—Primero que nada, buenas tardes, señores, y lamento haberlos hecho esperar, pero esto se los tengo qué decir.

—¿Le pasó algo a mi hijo? —preguntó mi mamá mientras me revisaba.

—No, señora, su hijo está bien. Mas bien fue él quién le hizo algo a uno de sus compañeros.

—¿Qué fue lo que hizo? —preguntó papá.

—Le echó pegamento a uno de los trabajos de los niños.

—Bueno, maestra, eso es normal, son travesuras de niños, no creo que sea para tanto.

—Siento contradecirla, señora Samantha, pero no, esto no es normal, porque no es la primera vez que hace algo así, anteriormente ya les he mandado a llamar por el mal comportamiento que tiene su hijo; se sale del salón, no hace los trabajos, no me hace caso, es grosero, tanto conmigo, como con sus campañeros, raya los trabajos de los demás, una vez hasta le rompió el dibujo a una niña.

—Admito, maestra, que nuestro hijo es un poco travieso, pero no es malo.

—Y no he dicho que lo sea, señor Raúl, pero para su edad no es normal el comportamiento que tiene.

—¿Y qué sugiere que hagamos? —preguntó mamá.

—Que busquen a un psicólogo que pueda orientarlos en esto y entender el porque es así.

La infancia a veces duele...Where stories live. Discover now