EL MAR ES NUESTRO HOGAR

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El mar es nuestro hogar y siempre regresamos para amarnos bajo palmeras y al aire libre. En una parte desierta en la cual solo se escuchan nuestros gemidos y el baile del oleaje. Tan solo él sabe acariciar mi piel suavemente, seducir mi cuerpo con su lengua.

Sus manos viriles conocen bien el camino y no se detienen aunque le implore que pare. Él va encajando el puzzle sexual a su antojo, a mi capricho. Es entonces cuando lentamente me convierto en su dama embrujada, en su mujer encargada para provocarle placer a él.

No existen límites en el amor y eso se refleja en nuestro acto sexual de amor. Nos guiamos por instinto y actuamos siempre con máxima delicadeza y con mucho fuego. Respetamos nuestros deseos.
Nos encendemos y nuestros cuerpos se acaloran. Nuestra fogosidad se mantiene y ahora yo le complazco con mis manos, me gusta acariciar cada centímetro de su cuerpo. Rozar mi lengua con la suya produce un inmenso placer, su sabor es rico. Todo su cuerpo me fascina, él me atrae sexualmente, aparte de estimular mi mente y eso origina doble riqueza. Cuando nuestros cuerpos se ponen en marcha, nuestras almas empiezan su proceso de fusión. Nadie puede detener nuestra pasión, porque somos uno.
Empieza la danza terrenal cuando lentamente inicia su penetración.Siento que mi pulso se acelera y siento suma exaltación, percibo cada de sus movimientos de caderas como chute de felicidad y quedo completamente extasiada por él. Nos encanta intercambiar aguosidad y siempre juntos llegamos al orgasmo y después nadamos en el mar y repetimos y perfeccionamos nuestra propia función.

TUS ROCES ME ENLOQUECENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora