Prólogo

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ADVERTENCIA: siguiente texto puede incluir temas relacionados con el suicidio o las autolesiones quedan advertidos

En las costas de la Tierra de Piroxeno, un niño pequeño de tez blanca y cabello negro, lloraba amargamente, sentado sobre una roca que se encontraba lejos de la orilla, abrazando sus piernas y ocultando su rostro en estas, sus brazos y piernas habían moretones y heridas. Sus ropas eran harapos demasiados gastados, sucios y roto, sus pies no portaban ningún calzados, aunque uno estaba vendado por un trozo de tela. Aunque la tela estaba igual demasiado sucia cubría bien la herida que se había hecho en el pie.

La marea empezaba a subir, cada vez más rápido el agua empezaba a tocar sus pies, cuando las lágrimas se acaban,alza su mirada, estaba perdida entre las olas y en el cielo amarillo-anaranjado del atardecer , sus manos se aferraban a un collar con ...

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La marea empezaba a subir, cada vez más rápido el agua empezaba a tocar sus pies, cuando las lágrimas se acaban,alza su mirada, estaba perdida entre las olas y en el cielo amarillo-anaranjado del atardecer , sus manos se aferraban a un collar con relicario tenía una forma ovalada en el centro tenía la figura tallada de una rosa y alrededor de esta más detalles de flores.

Permaneció así por algunos largos segundos o tal vez minutos, hasta que se pone de pie, he introduce en el agua uno de sus pies, el fondo ya se encontraba demasiado lejos, eso le pareció bien, sujeta bien el relicario llevándoselo muy cerca al pecho, cierra los ojos que aun en sus pestañas tenía atrapadas algunas lágrimas, solo un paso...tan solo uno para terminar con esa pesadilla que lo atormentaba.

- Oye, oye...¡aléjate de ahí es peligroso! RETROCEDE...- alguien lo jala del brazo, el dolor producido de los moretones hace sacarlo de sus pensamientos retuerce el brazo para que lo suelte - ¿en qué estabas pensando?, ¿eh?- un niño...posiblemente de su misma edad, tenía el cabello rubio y las puntas eran violetas, su piel era bonita parecía como una muñeca de porcelana, como las que tenía su madre, sus ojos magenta eran los que más le llamó su atención parecían amatistas. Los ojos del pelinegro volvieron a llenarse de lágrimas mientras aun retuerce su brazo para que lo suelte, el chico no lo suelta aunque no fue su intención lastimarlos aún más. - NO hagas eso...vas a hacer que nos caigamos...¿al menos me estás escuchando?

el pelinegro sigue sin contestar a nada, permanecía callado con la mirada baja, se encontraba avergonzado había quedado perplejo por la belleza del chico, a comparación de él, su cara estaba demasiado sucia y mal cuidada, con el labio roto y el cabello con puntas abiertas y totalmente maltratado. El rubio no entiende el porqué no le respondía, pero eso lo podría descubrir después ahora era más importante salir de ahí, antes de que la marea los arrastre, mira los pies del chico, al instante dedujo que se había lastimado por las rocas. Se quedó inmóvil e impactado al ver aquellos golpes en sus piernas, mira los brazos dándose cuenta que también tiene moretones y que lo estaba lastimando suelta su brazo, tomando su mano ahora.

- estás herido...¿puedes caminar?- el pelinegro aún seguía sin responder nada solamente negó con la cabeza- tch...descuida, subete a mi espalda, sera más facil salir así - el rubio se agacha lo suficiente para que el otro se suba fácilmente, el pelinegro se pone su collar antes de subirse a su espalda sujetándose bien de sus hombros del chico. - ¿listo?...1...2..3..- el rubio sujeta bien las piernas del chico teniendo cuidado de no aplicar demasiada fuerza, se sorprende de lo ligero que es, no sabía qué edad tenía pero no podría tener su edad era más pequeño que él.

¿QUIÈN ES EL MÀS BELLO DE TODOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora