Mi Omega

Origen de Denki Kaminari y Izuku Midoriya

la manada Kaminari y la Midoriya habían sido amigas desde milenios, tomando en cuenta que estas eran de las mas antiguas de la existencia, era una hermandad que logro superar y perdurar hasta en tiempos sombríos, llegando así hasta los reinados de inko midoriya y Tasuka kaminari, ambas criadas juntas desde el nacimiento.

todo marchaba bien para ambas manadas, sus matriarcas se habían casado y tenido cachorros, Tenko Midoriya un alfa de cabellos negros y ojos rojos y Tsuchi Kaminari un Alfa de cabellos negros y ojos amarillos, por desgracia para Inko su cónyuge Hisashi shimura termino falleciendo años después del nacimiento de su primer hijo, años después conoció a quien seria su actual esposo Yagi Toshinori.

un par de años pasaron inko e Tsuchi se maravillaron por un segundo embarazo, ahora concibiendo a Izuku Midoriya y Denki Kaminari ambos omegas, estos dos desde el nacimiento se criaron juntos como si de hermanos se tratasen, todo marchaba en excelencia para ambas manadas, hasta que en un terrorífico día algo cambio para una de ellas, un gran incendio arremetió contra la manada kaminari mientras dormían, se supo que algunos lograron escapar de entre las llamaradas, pero lo que todos sintieron fue la perdida de el jefe y de la matriarca de esta manada. los moidoriyas se lamentaron por meses el no aber llegado a tiempo a los territorios de sus amigos, pues al llegar ya todo se encontraba reducido en cenizas, con angustia habían buscaron sobrevivientes para solo encontrar cuerpos sin vida o al menos eso creyeron hasta escuchar el llanto de un niño, Izuku quien había ido en contra de los deseos de sus lideres reconoció con angustia aquel llanto, por primera vez manifestó lo que seria aquellos rayos que envolverían su cuerpo y lo llevarían a una gran velocidad asta el chico de su edad que se encontraba llorando sobre los cadáveres de sus padres, mientras que a su al rededor rayos de gran magnitud se impactaban en la tierra chamuscada.

-Denden- izuku se encontraba en un estado de shock al ver a sus tíos así, pero no quiso demostrarlo pues sabia que denki lo necesitaba en ese momento, este lo había volteado a ver con los ojos hinchados y con rastros de ceniza en su rostro. izuku se acerco y lo abraso tratando de calmarlo. 

la escena que presenciaban las personas que llegaron a ver a ambos infantes fue algo que no se podía describir con simples palabras, los cuerpos inertes de los difuntos lideres, un rubio casi desgarrándose en llanto mientras era abrazado por el peliverde, rodeando sus cuerpecitos de forma protectora rayos de energia verde jade y una barrera que no permitía el paso a las personas rayos de magnitudes sorprendentes formaban un escudo de protección.

Ese día fue algo que ambos niños no olvidarían, ver lo que alguna vez fue su hogar echo cenizas rompía el corazón de ambos, pero aun así decidieron salir adelante, los primeros meses solo pasaban en la habitación de izuku, siendo este ultimo el cual amenazo a todos que si se atrevían a acercar a denki le arrancaría la garganta de un solo mordisco, esto hasta que la matriarca se vio en la obligación de entrar y hablar con ambos cachorros, -"mis cachorros, se que esto es algo que nadie se esperaba que sucediera, créanme que al igual que ustedes extraño a  tasu y a kazu, pero es por ellos que debemos continuar, saben muy bien que si ellos los viesen así estarían muy tristes, se que están dolidos, que se sienten temerosos a que algo les llegase a pasar, pero están resguardados bajo el manto de nuestra manada, así que mis amores no se encierren mas aquí, ¿bien?"-. luego de aquella conversación con la matriarca ambos tomaron la decisión de salir de su "escondite", ambos no volvieron a ser los mismos, maduraron sin perder sus actitudes características de cada uno.

Luego de aquel evento ambos crearon un lazo imposible de romper, una hermandad tan grande como su amor por el otro, se protegían entre ellos, todo lo asían juntos, se defendían de cualquier daño y así seguirían hasta su muerte, una promesa que se juraron y sabían que cumplirían