Jeon Jungkook, un hombre trabajador, con una vida perfecta junto a su esposa e hijo.
Park Jimin, un chico feliz por su reciente compromiso.
Ambos felices, con una vida hecha junto a su pareja, todo marchaba bien, hasta que cruzaron sus caminos.
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Jungkook
Después de una larga jornada de trabajo llegué al departamento de Jimin, donde ahora paso la mayor parte del tiempo, una o dos veces a la semana voy a la casa donde alguna vez fui feliz a lado de Jisoo.
Entre y un delicioso aroma inundó mis fosas nasales, me encamine a la cocina y encontré a Mimi cocinando, cantando una canción de Taylor Swift que sonaba en su celular, me daba la espalda así que no había notado mi presencia, puse lo que traía silenciosamente en el piso y me acerque para abrazarlo por detrás, depositando mis manos en su enorme pancita, inmediatamente se sintió una patadita.
-Kookie, llegaste- exclamó lleno de felicidad por mi presencia, se volteo en mis brazos para que le diera un beso pero su pancita impidió darle bien el abrazo.
-Los extrañe mucho, mis bebés- llene sus cachetitos abultados de besitos, debido al embarazo esta más cachetoncito pero es algo que jamás le diré, lloraría todo el día diciendo que esta gordo y que no lo quiero por eso, además me mandaría a dormir al sillón y no quiero eso.
-Ya casi está lista la cena Kookie, espero te guste- dijo con un puchero, todo lo que cocina me encanta.
-Te tengo dos sorpresas bebé- retrocedí unos cuantos pasos y tome una cajita y se la entregue- Ábrela bebé, espero te guste, esta un poco grande pero te gustará- puso su carita desconcertada pero no dudo en abrir la caja encontrándose con un gato amarillo que dormía plácidamente.
-Es hermoso, no pensé que realmente me lo traerias- lo tomó en sus brazos para acariciarlo- Se llamará Caramelo
Demasiado tierno como él
Deposite un beso en sus esponjosos labios y fui a tomarme una ducha.
Al finalizar opte por ponerme un pantalón flojo y una camiseta, dejando ver mis tatuajes, me encamine a la cocina y la cena ya estaba servida, con un adorable Jiminnie esperándome.
-Se ve deliciosa cariño- dije sentándome enfrente de él, me moría de hambre y no me hice esperar para empezar a comer.
