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Dedicado a nini-loves ♡

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Dedicado a nini-loves

la clase estába vacía cuando llegó. Faltaban cinco minutos para que la sala comenzará a llenarse con el ruido de las mundanas conversaciones ajenas, palabras que no tenían ningún tipo de sentido y que resaltaban en sus oídos.

Los primeros alumnos comenzaron a llegar y centró su atención en la ventana. Cualquier mota de polvo desviada era más intereComo cada mañanasante que estar en esa clase. Seungmin suspiro. A veces, sólo a veces, se arrepentía de haber repetido de curso. Si hubiera puesto un mínimo interés en las clases, podría haber estado en su casa con una lata de cerveza y la música a todo volumen hasta que la señora Choi fuera a gritarle con su voz estridente que la quitara. Si hubiera puesto un mínimo de interés en las clases, no tendría porqué aguantar a aquellos adolescentes Chillones y sus guerras de hormonas. Pero, claro, si hubiera puesto un mínimo interés en clase, tampoco lo hubiera conocido a el.

Como cada mañana, supo el momento
exacto en el que entró a clase sin siquiera alzar la vista. ¿Como no reconocería el
aroma con el que soñaba cada noche?
Entró como una brisa fuerte fresca en mitad de un verano infernal, con su olor a vainilla y caramelo y su sonrisa radiante. Seungmin tuvo que contenerse momentáneamente la respiración, devia acostumbrarse poco a poco a estar en la presencia de aquella esencia si no quería perder el control.
Todo parecía detenerse alrededor cuando el objeto de sus más grandes obsesiones y delirios entraba en escena. Yongbok, incluso el nombre sonaba dulce entre sus labios. Era como un rayo de de sol en mitad de la tormenta estudiantil.

El rubio se permitió admirarlo durante unos instantes, aquella mañana, más que nunca, parecía un angel. Su cabello rosa caía en ondas desordenadas haciendo que algunos mechones estuvieran sobre su frente, sus ojos similares a los de un tierno y pequeño pollito y las mejillas Regordetas estaban teñidas de un suave rosado que contrastaba dulcemente con la palidez de su piel impoluta. Sus labios abultados permanecían siempre brillantes y apetecibles. En su sonrojada nariz se podía apreciar la llegada del invierno. Seungmin suspiro con discreción, estaba tan enamorado de aquel Chico. Y, por desgracia, no era el único.

Yongbok era el omega perfecto, y estaba en el punto de mira de todos los alfas y betas del Instituto. El pecho del coreano vibraba con un gruñido cada vez que veía a alguno de esos buitres merodear alrededor de su omega como las aves carroñeras que son. Su omega, aquello sonaba muy irreal.

En su mente, Seungmin se había permitido marcar al Chico una y otra vez, disfrutar de su cuerpo y adueñarse de sus labios, se había permitido convertirse en su alfa y hacerlo su omega, aunque aquello no fuera producto de su imaginación utópica.

¿Cómo podría dejar que se fijara en el?
felix era un pequeño trozo de paraíso y un pecado andante a la vez, una tentación divina demasiado puro para estar el. Con la camisa blanca que envolvía su cuerpo con suavidad y holgura, dándole aspecto de ser etéreo e incorrupto, y con esos pantalones negros tremendamente ajustados que se almoldaban a la perfección a cada una de las curvas de su menudo cuerpo y que incitaban a tener los pensamientos más impuros. No, definitivamente, felix no era para el. El mayor solo podía limitarse a observarlo desde lejos, a ver cómo regalaba sonrisas de ojos arrugados a sus amigos, a oír cómo reía melosamente y cubría su boca con su pequeña mano avergonzado de su sonrisa gomosa. Y a imaginarse que toda esa dulzura era para el.

Felix se movió entre las mesas hasta llegar a su pupitre, su peculiar amigo ya le esperaba sentado sobre el. A su paso, cada alfa y beta le sonreía con dulzura y ansias de seducción, Seungmin hizo una mueca de desagradó. Como si alguno de aquellos infelices fuera lo suficientemente bueno para como para estar con junto a el pequeño pelirosita.

- ¡Hey, Sun!

Seungmin ya no sabía si es que cuando hablaba todo el mundo guarda silencio para admirar su dulce voz o si su cerebro
filtraba el resto de ruidos insignificantes para centrarse solo en el chico de sus sueños.

- ¡Hola, pollito! ¿Me has echado de menos este fin de semana? ¿Qué has hecho sin mi?

Seungmin arrugó la nariz. Pollito. Nunca le gusto ese apodo. Los pollitos eran dulces y blandos y felix estaba muy lejos de ser dulce y blando.

Heroína, quizá ese fuera el sobrenombre más apropiado para el. Mirar a felix era adictivo, verlo sonreír era una droga de la que no te podías desintoxicar. Aunque resultaba complicado asociar a al el arodable chico con una sustancia tan dañina.

- Fui a ver a Nana, dijo que tenía una sorpresa.

- ¿Y cuál era? .

- ¡Dulces! Había preparado un montón de pasteles y quería que los probará, acabamos súper llenos.

Sunoo río.

- Tu abuela es lo mejor.

felix asintió y sonrió con orgullo.

Era difícil, realmente difícil. El cuerpo de Seungmin hormigueaba por envolver a el australiano en un apretado abrazo y no soltarlo nunca, por protegerlo de toda la basura del mundo y esconderlo de las miradas indiscretas de la gente. El rubio amaba a felix y sabía que era su omega, que siempre lo sería. Aunque el jamás fuera su alfa.

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◜Intocable ざぃ SeungLix ◞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora