Y pensar que todo comenzó por aquel día nevado en el que entró el pelirrojo a la panadería por el berrinche de su acompañante. Solo puedo decir, que basto un intercambio de palabras para llamar su atención.
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El chico de cabello anaranjados corría apresurado por la calles de la ciudad, lo único que cruzaba en su mente era el objetivo en llegar a tiempo a la primera hora para encontrase con sus amigos.
Su día había comenzado mal, primero: la alarma no sonó, segundo: no había agua caliente, tercero: no desayuno y cuarto: se cayó apenas cruzo la puerta de la entrada; sin duda aquella mañana se levantó con el pie izquierdo.
Se dispuso a tomar un descanso en una de las rejas que había por ahí.
—¡Isen!— le llamo una voz familiar.
Alzó la vista encontrándose con una cabellera rosada, se trataba de Remi, una de sus compañeros de décimo grado quien era acompañada por su ya conocido colega, Arlo de onceavo.
—Hola chicos— saludo y miro su reloj de muñeca. —Vaya llegué justo a tiempo.
—¿A caso no leíste el grupo? El profesor de literatura no vendrá porque se enfermo— dijo la contraria.
Saco su celular del bolsillo e intento encenderlo sin embargo no funcionó, recordó que no lo conecto la noche anterior, ya había algo más que agregar en su lista de mala suerte. Suspiró rendido.
—Vaya, entiendo que los de décimo no tengamos clase pero ¿Que haces aquí Arlo?
—Este día entro una después del horario, recuerda que a los de grados mayores les dan un horario más amplio.
—Ah ya veo, bien, ¿Entonces?— preguntó.
—Entonces ... convencí a Arlo de ir a dar una vuelta, ¿vienes?— respondió Remi.
—Hasta la pregunta ofende, claro que sí Pinki pie
—No me llames así— replicó.
—¿Cómo? ¿Pinki o pie?— rio ante la reacción de la contraria.
—¡Ninguno!
—Dejen de pelear y vámonos antes de que me arrepienta de acompañarlos— regaño el mayor.
Luego el trío se encaminaron sus pasos hacia la plaza comercial más cercana, la idea era pasar un buen rato paseando por la plaza mientras observaban las tiendas o ir a una área de juegos.
En un momento el rubio se detuvo pensativo frente a una tienda de maquillaje mientras que los otros siguieron con el recorrido.
—Oigan— llamó Arlo.—¿No quieren ir a comprar el tinte de cabello? Desde aquí puedo ver qué les están creciendo las raíces.
Isen tomo un mechón de su cabello y lo miro, el ojiazul tenía razón, las raíces comenzaban a ser notorias. Sobre todo en él ya que originalmente era pelinegro mientras que a la femenina se le notaban rubias.
—Creo que tengo el dinero suficiente— respondió Remi.—¿Y tú Isen?
—Eso creo, vayamos— sonrió revisando su cartera.—¿A qué casa toca ir?
—La última vez fue en la mía, creo que está vez le toca a Remi.
—Cierto.
El grupo se adentro al local para buscar dichos tintes, aunque de ves en cuando la pelirosa se desviaba del objetivo para ver las nuevas líneas de cosméticos que la misma tienda ofrecía.
—¿Crees que este color se me ve bien?— preguntó mostrando un lápiz labial.
—Chica a ti te queda bien cualquier color— respondió el pelinaranja a la vez que hacia un ademan afirmativo.
—¿No crees que es muy oscuro para ti?— cuestiono el mayor mirando con mas detenimiento el.cosmetico.
—Quizá— sonrió. —¿Crees que le guste este color a ella?
Las mejillas de Remi se tornaron en un ligero tono rojizo, los chicos sonrieron puesto que entendieron a quien se refería.
—Claro que si, cualquier cosa que provenga de ti le gustará— dijo Isen sonriendo. —Y si no es así, mándala al carajo.
La contraria solo rio por el comentario a la vez que el rubio lo miraba con una severa incredulidad. Después de aquello fueron por los tintes, pagaron y salieron de ahí.
—¡Oye Remi!.
La mencionada al girar la cabeza, no pudo evitar que sus labios se curvaran en una sonrisa nerviosa al ver como es que la chica se acercaba.
—Cecile, hola— dijo cuando la contraria estuvo cerca.
—¡Hey Cecile!— saludo alegre el pelinaranja.
—Hola chicos, ¿qué hacen?
—Oh nada, solo damos una vuelta— respondió Isen.
—¿Y tu?¿No estabas en la escuela?— pregunto Arlo.
—Si pero cancelaron las clases cuando llegamos— comento rascando ligeramente su mejilla. —¿Qué hay de ustedes?
—Nos cancelaron la primera hora— dijo Remi y reviso su reloj de muñeca.—De hecho creo que ya es hora de que regresemos.
—Vaya, es una lastima—. Hablo —Hubiera estado genial pasar el rato.
Claramente había una tensión romántica entre ellas aunque fue rota por el mayor.
—Al parecer hay un cambio de planes— argumento el más alto. —Acaban de mandar a un aviso de la escuela, que se cancelan el resto de las clases por una intoxicación química del laboratorio y que al parecer se esparció por todo el instituto.
Que conveniente pensó Isen.
—Supongo que ... podemos pasear un rato más— agregó Cecile.—Ire por los chicos, no tardo.
—Si, no hay problema— respondió la ojicarmin con las mejillas sonrojadas.
Luego de que la de cabellera aqua se fuera, la pelirosa no pudo evitar soltar un chillido de alegría.
—Hey mira, allá hay vestidos de novia por si quieres ir— dijo sarcástico.
—Cállate— replicó.
Esto causó que los contrarios rieran, sabían que su amiga era un caso perdido con el tema del amor. Aunque el no tenía idea de que la jugada iría en su contra.
—Ya regresé— dijo acercándose.
Isen estaba por saludar a los amigos de Cecile, más sus palabras quedaron en el aire al ver aquel rostro tan familiar. Eran claramente los chicos de la otra vez, aquel pelirrojo que lo dejo con el corazón a tope. Blyke.
—Hey, hola— dijo Blyke.
—Hola ...
Se había quedado atónito, no siquiera se preocupó por su amigo cuando el otro chico se le acercó para coquetearle alegremente y mucho menos sintió como es que sus mejillas se calentaban.
¿Alguna vez has visto como las chispas de chocolate crecen en más galletas?, Bueno, podría decirse que Isen sentía de la misma manera que las chispas de chocolate en las galletas.
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