Capítulo_13 : Una fría noche por Madrid.

36 11 4
                                    

Había una vez un chico que tenía una cita en una hora y no tenía ni puta idea de que ropa ponerse para una.

Mierda.

Así que decidió llamar a su madre, mala decisión.

- Mamá.

- Dime Ezis - sonríe tontamente ante mi pronunciación de la palabra.

- Hoy voy a salir y... - quería evitar que ella se enterase, no por nada en específico, sino para ahorrarme preguntas que me da flojera responder - me gustaría que me ayudases a escojer ropa.

- Que extraño - me mira de reojo.

- ¿ Qué tiene de extraño ? - pregunté, tomando asiento frente a ella mientras esperaba que terminase de fregar los platos de la cena.

- No sueles pedirme algo así cuando sales con William u otro amigo - parece observarme  intensamente, con ese tipo de miradas que  urgan el alma en busca de la verdad - ¿ a qué se debe tal honor ?

- A nada mamá ¿ me ayudas o no ? - pregunté nervioso.

Esta mujer tiene un arte de acojonarme con sus preguntas que no logro descifrar.

Me acerqué a la nevera y me serví un vaso de agua.

- Necesito que sea rápido no tengo mucho tiem-

- ¿ Es bonita ? - las palabras de mi madre junto a su aliento rozaron mi oreja a escazos sentimetros de esta, haciéndome escupir el agua.

- ¿ De... de qué hablas vieja loca ?

¿ Es una ninja o qué cojones  ?

¿ Cómo se acercó tanto a mí sin yo percatarme ?

Esta  mujer es un engendro, siempre lo supe.

- Eh, más respeto a tu madre, tengo treinta años, estoy en la flor de la vida - se pone las manos en el pecho como el que le duele algo.

- Ayúdame y no preguntes tanto - la miré de arriba a abajo como el que no quiere la cosa.

- Venga princeso, te dejaré más lindo que un muñequito de porcelana.

Qué me trague la tierra, por favor.

(...)

No acostumbraba a caminar por las calles nocturnas de Madrid. La noche estaba considerablemente fría y mis ganas de salir eran incluso más bajas que la temperatura.

Mi madre había escogido bien, gorro, sudadera, bufanda, vaqueros y botas, todo el conjunto del mismo color, negro y lo suficientemente cálido como para resistir la brisa invernal.

Comenzaba a entender el porqué del mote que me había puesto William. Todo o casi todo mi armario estaba constituido por prendas negras, una que otra gris y la poca variada que tenía en color, ya no me quedaba.

Caminaba de vez en cuando mirando el Google Maps en mi celular mientras escuchaba música a todo volumen en mis audífonos.

Tuve que haberme peinado aunque fuera solo por hoy.

Miré mi reflejo en un cristal de una cafetería.

- No me vendría mal un café con chocolate caliente para entrar en calor - dije para mis adentros, froté mis manos en señal de felicidad.

- Un café con chocolate caliente, por favor. Sí, gracias.

Dejé propina sobre el mostrador y salí dando soplos al vaso.

La ciudad repleta de luces navideñas, la noche, la Luna, la brisa que helaba mi nariz, Frank Sinatra en mis oídos, las personas de toda índole pasando por mi lado, la autopista repleta de coches a pesar de la hora, el olor y la cálida sensación que daba el café entre mis manos. Todo ello me hacía sentir... ¿ vivo ? Pensé ¿ hacía cuanto tiempo que no disfrutaba de algo que no fuese los libros, o la soledad de mi habitación ?

¿ Amor ? Yo Prefiero El Sarcasmo [ COMPLETADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora