Capítulo II
Alex HowardNo podía creer que esto le estuviera pasando. Se sintió como cuando era una niña al notar la clase de invitados que había en su fiesta.
No hubo otra opción más que venir. Estaba segura que su madre le había jurado que sus amigas también estaban invitadas. Se sentía defraudada consigo misma por haber confiado en esa mujer.
Miró a su alrededor. Todas las mujeres, que tenían arriba de los cuarenta años, reían alegremente, conversaban entre ellas e incluso algunas, descaradamente, comenzaban a contarse los últimos chismes familiares. Si pensaba que la idea de una despedida era pésima esto le había dado un gran giro a sus expectativas, era mucho peor que eso.
Se suponía que ella era la importante en la reunión al igual que la razón por la que todas habían venido.
― ¡Atención, todas!―el ruido del tenedor golpeando la copa de vino hizo que la habitación quedara en completo silencio―Ya es hora de abrir los regalos―anunció su madre entusiasmada
A la mayoría se le notaba la emoción en sus rostros. Jane no comprendía el porqué, para ella esto era una simple reunión familiar e incluso social, con el pretexto de su boda.
Su madre la cogió del brazo, como regularmente lo hacía, guiándola hasta una mesa de un tamaño considerable llena de cajas con envolturas, la mayoría en tonalidades claras. Un hombre con una cámara profesional repentinamente apareció, capturando una foto de ella y de su madre. También unos hombres con traje comenzaron a acomodar sillas a su alrededor. ¿De dónde habían salido?, se preguntó Jane. Conforme colocaban las sillas las mujeres se acercaban a tomar asiento y de un momento a otro unas cuarenta señoras, por lo menos, miraban expectantes hacia ella.
―Mi hija, Jane, y yo, les agradecemos que se hayan tomado un poco de su tiempo libre en acompañarnos―dijo con un toque de elocuencia en su voz, por ende algunos pequeños aplausos se comenzaban a escuchar en la habitación― Gracias, pero hoy no se trata de mi―fingió modestia ganándose algunos asentimientos― hoy quien debe relucir es Jane ¡Un aplauso para ella!
Todas aplaudían y sonreían al mismo tiempo. Jane por su parte les comenzó a devolver sonrisas un tanto tímida. Algo que ni Jackson, su hermano, ni ella habían heredado de sus padres, era el gusto de hablar en público. Para el trabajo de su padre, escritor y autor de libros bastante reconocidos, era más que esencial tener esa habilidad para hablar frente a un gran número de personas, pues cada vez que salía algún libro suyo tenía que realizar más de cuarenta ruedas de prensa. Y por otra parte, su madre cada semana asistía a tanto reuniones como fiestas e incluso su antiguo empleo como profesora de español de universidad, siempre tenía que hablar frente bastantes personas, cosa que con el paso de los años más que una necesidad se convirtió en algo que la caracteriza.
Discretamente, para que no la notaran, su madre le dio un golpe con el codo para llamar su atención.
―Habla―fue lo único que le susurró
Cuando la habitación volvió a estar en silencio sabía que era su momento para hablar.
―Hola, buenas tardes-estaba tan nerviosa que no tuvo el interés en pensar que decir― Como dijo mi mamá hace un momento, muchas gracias todas por venir, esta fiesta significa mucho para mí. Y gracias a Doris y Helen por hacer esto posible... y también gracias...―la palma de su madre en su boca no le permitió seguir hablando
―¡A abrir los regalos!―gritó para desviar la atención de lo que había hecho
***
―Gracias, tía Margo, estoy segura que a mi perro le encantará el suéter―hizo una pausa para murmurar a si misma―si algún tengo uno...―la mujer asintió contenta, tenía que ser hermana de su madre.
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Querida futura yo
ChickLitA semanas de su boda, Jane descubre a su prometido engañándola. Sin saber qué hacer, decide no contarle a nadie que ha terminado su relación. Ahora, teniendo una boda en pie y un atractivo amigo, pero demasiado gay, tendrá que solucionar todos sus p...